Los videojuegos han pasado de ser un simple pasatiempo a convertirse en una parte integral de la vida de muchos jóvenes y niños en todo el mundo. En el Día Mundial del videojuego, es un buen momento para reflexionar sobre la influencia que estos juegos tienen en el desarrollo de los más pequeños.

Mientras que jugar a videojuegos puede ofrecer múltiples beneficios, como el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales, también existen peligros asociados con un uso excesivo. Para los padres, es esencial entender estos riesgos y saber cómo actuar si su hijo parece pasar demasiado tiempo jugando.

Beneficios y peligros de los videojuegos

Los videojuegos no son intrínsecamente malos. De hecho, muchos estudios han demostrado que pueden aportar varios beneficios cuando se utilizan de manera moderada y adecuada. Algunos de los beneficios más destacados incluyen la mejora de la coordinación, el desarrollo de habilidades para resolver problemas, y el fomento del trabajo en equipo en juegos multijugador. Además, ciertos videojuegos educativos pueden ayudar a los niños a aprender conceptos de matemáticas, ciencias y lenguaje de una manera divertida e interactiva.

Sin embargo, como con cualquier actividad, el exceso puede llevar a consecuencias negativas. Uno de los peligros más comunes asociados con el tiempo excesivo dedicado a los videojuegos es el riesgo de desarrollar problemas de salud, como la obesidad, debido al sedentarismo prolongado. Además, el abuso de los videojuegos puede afectar negativamente las habilidades sociales del niño, ya que puede preferir interactuar con personajes virtuales en lugar de participar en actividades sociales en el mundo real.

Otro riesgo importante es la posible adicción a los videojuegos. Este es un problema creciente reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha incluido el "trastorno por videojuegos" en su Clasificación Internacional de Enfermedades. La adicción puede llevar a una pérdida de interés en otras actividades, afectar el rendimiento escolar y causar problemas emocionales y de comportamiento.

Joven juega a un videojuego en el ordenador Pexels

¿A qué edad deberían empezar a jugar y cuánto tiempo es adecuado?

No existe una edad mágica en la que los niños deban empezar a jugar a videojuegos, pero los expertos suelen recomendar que la introducción a los videojuegos se haga después de los 6 años. Antes de esta edad, es preferible que los niños se dediquen a actividades más físicas y a interactuar con su entorno de manera directa, sin la intervención de dispositivos electrónicos.

En cuanto al tiempo que los niños pueden dedicar a los videojuegos, la Academia Americana de Pediatría sugiere que los niños de 6 a 12 años no deben pasar más de 1 a 2 horas al día frente a las pantallas, incluyendo el tiempo de videojuegos. Para adolescentes de 12 a 18 años, este límite puede ser un poco más flexible, pero siempre con la recomendación de equilibrar el tiempo frente a la pantalla con otras actividades como el deporte, la lectura y el tiempo en familia.

Niños hacen deporte al aire libre Pexels

¿Cuándo debería preocuparme? Señales de alerta

Es normal que los niños disfruten jugando a videojuegos, pero es crucial que los padres estén atentos a ciertas señales que pueden indicar un problema. Si tu hijo comienza a mostrar una obsesión con los videojuegos, como negarse a hacer otras actividades que antes disfrutaba, o si su rendimiento escolar empieza a disminuir, puede ser una señal de que algo no va bien.

Otras señales de alerta incluyen cambios en el comportamiento, como irritabilidad extrema o agresión cuando se les pide que dejen de jugar, problemas para dormir, o un evidente aislamiento social. Estos síntomas pueden ser indicativos de que el niño está desarrollando una relación poco saludable con los videojuegos.

Hermanos juegan a videojuegos en el salón Pexels

Cómo solucionar el problema

Si notas que tu hijo está pasando demasiado tiempo jugando a videojuegos, es importante actuar con calma y firmeza. El primer paso es establecer límites claros y consistentes en cuanto al tiempo de juego. Puedes usar herramientas de control parental para ayudarte a gestionar el tiempo que tu hijo pasa frente a la pantalla.

Otra estrategia es fomentar otras actividades que puedan interesarle, como deportes, lectura, o actividades creativas, que le proporcionen un equilibrio en su vida diaria. Además, es fundamental mantener un diálogo abierto con tu hijo sobre los videojuegos, escuchando sus puntos de vista y explicándole por qué es importante moderar el tiempo que dedica a jugar.

En casos más graves, si sospechas que tu hijo puede estar desarrollando una adicción, no dudes en buscar la ayuda de un profesional. Un psicólogo especializado en comportamiento infantil o adolescente puede ofrecer orientación y apoyo para abordar el problema de manera efectiva.