Bilbao - Los Pirineos siempre han sido un símbolo del Tour de Francia. Cimas como el Tourmalet, Luz Ardiden o el Aubisque han sido testigos de las grandes hazañas de la historia del ciclismo. Momentos épicos, donde solo los más fuertes logran alzar los brazos y los débiles sufren penurias para llegar a la cima. Unos puertos que en los últimos años han tenido una esencia especial. Un color característico que ha ido más allá del mero hecho deportivo: el naranja. Euskaltel-Euskadi consiguió teñir las cunetas pirenáicas con sus colores. Una marea naranja que ha sido el signo de identificación de la afición vasca en los últimos años. Sin embargo, la desaparición del equipo vasco obliga a sus seguidores a reinventarse. A buscar una nueva motivación para animar a los suyos. Aun así, con diferentes colores, la afición de Euskal Herria no faltará a la cita. Serán fieles. Siempre estuvieron en los Pirineos.

“El aficionado vasco va a estar en las carreteras los tres días de los Pirineos. Creo que va a estar lleno, lo único que no veremos es ese colorido naranja”, comenta Roberto Laiseka, todo un conocedor de las etapas pirenáicas como corredor y aficionado. Pero la ausencia de la marea naranja no pasará inadvertido. Una sensación extraña. “Se va a echar de menos. Esos ríos de gente que llevaban la camiseta naranja. Todas esas personas van a ir igual, pero irán a animar a alguien conocido o a sus ciclistas favoritos. No lo harán con un equipo”, añade Samuel Sánchez. Por su parte, Miguel Madariaga, ya ha asimilado el fin de esta etapa: “La marea naranja no aparecerá nunca más, pero todavía hay corredores vascos, que digo con mucha ilusión, que han pasado por la Fundación Euskadi”.

Haimar Zubeldia, Markel Irizar, Mikel Nieve, Jon Izagirre, Beñat Intxausti, Imanol Erviti, David López, Xabi Zandio y Egoitz García serán los ciclistas vascos que acudan al Tour. Todos ellos sentirán el calor del público venido de Euskal Herria sean cuales sean las circunstancias. Un apoyo incondicional. “Siempre apoya. Lo bonito del ciclismo es que el aficionado esté al borde de la carretera, que anime, chille, se vaya abriendo. En ese sentido los Pirineos son espectaculares”, declara Laiseka. Un entusiasmo que ya vivió Samu en 2011: “Me acuerdo subiendo Luz Ardiden, que había un pasillo de gente y no hacia más que ver camisetas naranjas e ikurrinas”. Un recuerdo que acompañará “toda la vida” a Samuel Sánchez, ya que además de sentir los gritos de ánimo de la afición, culminó la etapa con una victoria: “Son recuerdos que marcan, aparte de por ganar la etapa, por el ambiente que había”.

victoria en Luz Ardiden Entre tanto gran momento, hay un recuerdo que nunca desaparecerá de la memoria del ciclismo de Euskal Herria. La fecha del 22 de julio siempre será especial para la afición vasca, fue el día en el que Roberto Laiseka fue superando uno a uno a todos sus rivales, llegando desde atrás y venciendo a todos los gallos del momento, entre ellos el mismísimo Lance Armstrong, en la cima del Luz Ardiden. “La etapa de Roberto Laiseka no nos la va a quitar nadie, fue la primera. Nadie daba un duro por nosotros y abrimos las puertas del Tour y de Europa”, comenta Madariaga. El propio protagonista de la historia también recuerda con emoción aquel día: “Siempre lo he comentado, para mí eso fue como unos Juegos Olímpicos. Es la carrera más importante y ganar una etapa reina en los Pirineos fue espectacular”.

A partir de ahí llegaron las victorias de Samuel Sánchez, otra vez en Luz Ardiden, y la de Iban Mayo en los Alpes. También la presencia de Haimar Zubeldia y el propio ciclista igorreztarra entre los diez primeros. Pero sobre todo, lo que hizo crecer a la marea naranja y enamoró a los aficionados de todo el mundo fue la combatividad del equipo en cada ascensión. Siempre intentando entrar en cada una de las fugas. “Guardo unos recuerdos maravillosos”, afirma Madariaga. Una manera de afrontar las carreras que fue más allá del mero hecho deportivo. “La gente se identificaba mucho con la manera de enfocar el ciclismo que tenía este equipo. Siempre se ha dicho que Euskaltel-Euskadi era diferente y todo eso empezaba por la afición”, relata Samuel Sánchez.

Sin embargo, todo lo que tiene un comienzo tiene un fin y el capítulo de la marea naranja ya no volverá. Aun así, hay mucha gente que sigue luchando para que algo similar vuelva a ocurrir, entre ellos Madariaga y la Fundación Euskadi: “El referente del cilcismo vasco es la Fundación y yo pienso que puede volver. Por eso trabajo”. Mientras, Samuel ve “muy difícil” que algo así se repita, pero no comprende cómo “nadie aprovecha ese sentimiento y sabe leer en ello una oportunidad”. La oportunidad de revivir la marea vasca y dar un color a una afición que seguirá apoyando incondicionalmente a los suyos.