bilbao. Cafés Baqué arrancaba este año un nuevo proyecto. Con el mismo espíritu de siempre, con los viejos valores de hace 35 años, pero con una nueva estructura liderada por David Etxebarria. En sus filas, en el reducido plantel con el que han decidido afrontar la temporada, se esconde un joven valor: Mario González. El ciclista cántabro promete ser uno de los protagonistas en el pelotón del futuro. Por ahora ha dejado ver un fino don para las contrarrelojes. No en vano, hace dos temporadas se proclamó campeón de España de dicha modalidad en categoría sub'23 y solo era su primer año en aficionados.

"No es un secreto que es uno de los mejores contrarrelojistas del Estado", confiesa Etxebarria, "al margen de eso, ve bien la situación de las carreras, tiene una arrancada bastante fuerte a falta de dos o tres kilómetros de meta y mentalmente es un tío muy equilibrado, es bastante maduro". Con esas virtudes y con la recomendación de Manolo Saiz, quien vivió de cerca su formación en el ciclismo cántabro, David no se pensó su fichaje cuando llegó al proyecto del Cafés Baqué.

Una lesión de rodilla y un papiloma en la planta del pie han entorpecido su inicio de temporada, pero el propio ciclista señala que esas molestias están totalmente superadas. No en vano, ya ha cosechado en Astillero su primer triunfo de la temporada. "Es una victoria que me da un poquitín de seguridad", reconoce Mario González, "dicen que la primera es la más difícil". Etxebarria está convencido de que el cántabro ha superado el mal sabor de boca de la temporada pasada y espera que en 2013 haga un buen papel en carreras relevantes: "Tuvo una temporada difícil porque él pensaba que iba a dar un paso más grande. No es que se estancara, pero los triunfos no llegaron para él. Se desilusionó un poco. Yo lo que quería es que cogiese confianza en que puede ganar carreras, en que tiene que ganar carreras. En vueltas tiene que estar para ganar y en carreras importantes también". Es por eso que Mario González tiene la vista puesta en la Vuelta al Bidasoa.

El ciclista cántabro asegura haberse adaptado bien a su nuevo equipo. "Al empezar una estructura nueva, es el primer año para todos", explica, "el ambiente es muy bueno de momento. Tenemos nuestros ratos serios y los ratos de diversión. Hay buen ambiente, es como una familia". Esto último es algo literal para él, ya que en las filas del Cafés Baqué también está su hermano mayor, José Manuel. Entre ellos dos no existe la competitividad. Al contrario, Mario sabe que en la carretera, como en casa, tiene un ángel de la guarda: "Mi hermano tiene un problema, por llamarlo de alguna forma, y es que está siempre pendiente de mí. Se olvida de lo que tiene que hacer en carrera y siempre está mirando por mí". Verse escoltado tan firmemente por sus compañeros y por su hermano le insufla confianza en cada carrera: "Me quita mucha presión saber que ante cualquier cosa, tanto mis compañeros como mi hermano están pendientes de que no me pase nada. Y si me pasa algo, tengo a alguien cerca para ayudarme". De la mano del equipo cafetero, Mario González espera poder ir dando pasos hasta conseguir su sueño: "Me gustaría participar en las grandes carreras, pero ser profesional y poder vivir del ciclismo ya sería un sueño".