2ª ETAPAGÜEÑES-GASTEIZ

Daryl Impey (GreenEdge)4h 10:07

Allan Davis (GreenEdge)m.t.

Davide Apollonio (Sky)m.t.

GENERAL

José Joaquín Rojas (Movistar)8h07:51''

Daniele Ratto (Liquigas)m.t.

Fabian Wegmann (Garmin)m.t.

La etapa de hoy, 3ª: Gasteiz-Arrate, 164 kms. ETB-1, 15:15.

Gasteiz. El lunes por la mañana hay cónclave en el hotel Erreka Güeñes, cuartel general de Euskaltel-Euskadi durante la Vuelta al País Vasco. Miguel Madariaga cita a todo el equipo en un salón. Se lo ha pedido Samuel Sánchez. Durante 20 minutos trata de inculcarles serenidad. Les pide calma a los ciclistas pese a la situación de incertidumbre que vive el equipo y les asegura que todo quedará zanjado a finales de abril o principios de mayo, un periodo que otorga, en el peor de los casos, capacidad de reacción para buscar un nuevo destino. A Samuel, que ejerce de líder tanto dentro como fuera de la carretera, le parece un plazo prudencial. Esperará. Todos los demás asienten.

No lo dijo Madariaga en la reunión, pero en otros foros habla el mánager vizcaino de los rumores de un nuevo proyecto abanderado por Euskaltel y otras empresas y un presupuesto necesario de nueve o diez millones de euros para el que no se ha contado con él, que está de despedida tras 19 temporadas, pero busca cerrar aún la cuentas de 2012. Le faltan todavía unos miles de euros, sobre 500.000, y baraja opciones tan sorprendentes para conseguirlos como incorporar algún patrocinador puntual interesado en el Giro, el Tour o la Vuelta, o vender parte del patrimonio de la Fundación Euskadi; alguno de los cuatro autobuses… O los ciclistas. "Hay cinco o seis que tienen muchas novias y podrían, llegado el caso, salir durante esta misma temporada. Ellos lo entenderían y me ayudarían", dice. Atraviesa Euskaltel una de las situaciones más delicadas de su historia. Eso puede distraer a los corredores. Así que la reunión del lunes acaba en una conjura. Madariaga les reclama que se olviden de todo eso, que se aíslen y se centren en la Vuelta al País Vasco. Les recuerda, y quizás no hace falta que lo haga, lo importante que es la carrera para el futuro del equipo. "Y para vosotros mismos". Está todo en juego.

Es lo que quiere escuchar Samuel Sánchez, que sabe que necesita el abrigo de un grupo convencido y ultramotivado para buscar la victoria absoluta en la Vuelta al País Vasco que persigue desde hace diez años. Se decide en los cuatro asaltos que quedan. El primero hoy, en el santuario Arrate, una de las cimas más legendarias del ciclismo vasco en la que el asturiano ha reinado en las dos últimas ediciones en las que no hubo diferencias entre los favoritos.

Igor Antón guarda un recuerdo más amargo. En 2008 perdió la etapa y la Euskal Bizikleta ante Eros Capecchi en el tramo de descenso que hay tras coronar Usartza. Aquello escoció, pero el escalador vizcaino habla en la salida de Güeñes de un día mágico en Arrate, de la gente, el ambiente, los sentimientos y todas esas cosas del alma que menciona siempre con los ojos desorbitados de la pasión. También, de sus posibilidades. "¿Te ves?", le preguntan. Y responde que, claro, ¿por qué no?

Ese pensamiento le ronda a Euskaltel-Euskadi. La etapa de Antón y la general de Samuel. "Será una subida atípica", pronostica Gorka Gerrikagotia, que augura el ataque en tromba de los Katusha de Purito o los Lampre de Cunego y Scarponi. "No les queda otra salida que dinamitar la carrera mientras tanto nosotros como RadioShack podemos proteger a Samuel como a Horner para la general y jugar con Frank Schleck y Antón para la etapa", teoriza el director del equipo naranja.

La rotonda de Impey "Primero hoy", prefiere decir Samuel cuando le preguntan por Arrate en la salida de Güeñes, donde el termómetro ha caído en picado, se siente la caricia fría del aire y huele al fresco de la lluvia que ha regado los jardines y el asfalto de madrugada. Gasteiz espera luego a los corredores con un abrazo de hielo. Llueve a gusto de Samuel, dicen todos, pero Samuel niega y se revuelve, brama contra la insistencia de su devoción por el agua y dice que la lluvia no beneficia a nadie porque desluce el espectáculo, desmoraliza a la afición que prefiere resguardarse en casa y pone en el filo la integridad de los ciclistas. O eso, o que son cosas de la edad, bromea luego. Gerrikagoitia, sin embargo, ve en la lluvia a otro gregario del ovetense. "No le hace mejor a él, pero sí merma a otros rivales", se moja el director vizcaino.

Mientras los que van a pegarse por ganar la etapa en Arrate y la Vuelta el sábado en Oñati hablaban de hoy, un grupo de ciclistas retó ayer al temporal: se escaparon casi de salida Pinot, Sánchez Pimienta, Christensen y Pineau. Cruzaron La Barrerilla entre la niebla y se llenaron sus maillots de lluvia. Los tubulares les escupían en la cara. Como el viento. También eso tenían en contra.

Se rindieron antes de Zaldiaran, el puerto que el pelotón subió al galope. Desde la cima quedaban diez kilómetros. Los consumieron como el fuego rojo un cigarrillo. En el descenso, humedo y peligroso, el Astana estiró el grupo hasta cortarlo. A Gasteiz entraron así, despendolados. El pelotón era como un frasco de nitroglicerina. Inestable. Peligro, peligro. Se adentraron en un terreno minado de rotondas. Sortearon una, dos, tres, cuatro... La última la tomó Daryl Impey como una moto y casi se traga la de la televisión. "Estaba trabajando para Allan (Davis), pero cuando he visto que tenía ventaja decidí aprovechar mi oportunidad", dijo el sudaméricano, que suele presentarse a los desconocidos como el de la caída de Turquía, recordando aquella maniobra atroz de Theo Bos en un sprint que le mandó a la lona de un plumazo. Ayer nadie le pudo echar mano. "Iba a rueda de Allan, ha habido un frenazo, ha saltado Impey y ha sido imposible cogerle", valoró Rojas, cuarto, pero aún líder. Lo entregará hoy a quien lo quiera. Euskaltel lo necesita. Se la juega a todo o nada.