bilbao. Se hizo un silencio insondable, las manos se apretaron, palidecieron los rostros y los corredores de Euskaltel-Euskadi, puestos en fila, ordenados sobre el escenario, quebraron su inmovilidad para girarse y seguir la estela de aquel ciclista enjuto, trotón, que corría con las rodillas alejadas del cuadro de la bicicleta. Surgió de la bruma Agustín Sagasti. Inundó el Euskalduna Jauregia la imagen del mungiarra corriendo hacia la victoria en el primer sector de la última etapa de la Vuelta al País Vasco de 1994, la primera que disputaba aquel equipo bisoño creado de la nada, "pero no de la casualidad, ni la ocurrencia, ni el capricho", recordó José Luis Bilbao. El vídeo, cerca de dos minutos de una intensidad emocional indescriptible, acabó cuando Sagasti, botando sobre los pedales, tirando de coraje, se desplomó sobre la meta de Legazpi. Era la primera victoria de la historia del Equipo Euskadi. Pero el homenaje no fue por aquello, que también, sino porque Sagasti, "el primer ciclista que esparció por todo el mundo los valores y la especial identidad de este equipo", recalcó Ardanza, falleció el pasado 9 de noviembre. Fue hallado muerto en su casa de Mungia. Tenía apenas 39 años. Y con esa edad adquiere rango de leyenda. Póstuma, pero eterna.

Euskaltel-Euskadi, el Ayuntamiento de Mungia, todos y cada uno de los presentes ayer en el Palacio Euskalduna, recordaron la figura del bravo ciclista mungiarra, cuya carrera deportiva se vio interrumpida esa misma temporada, la del 94, cuando sufrió un grave accidente en la Vuelta a los Valles Mineros -se estrelló contra un coche que iba en sentido contrario en plena carrera-. No volvió a ser profesional, pero siguió andando en bicicleta. Con la misma, aquella Zeus roja, con la que compitió. Solía salir con su padre. El mismo que ayer, junto a su madre, recogió de manos de Miguel Madariaga un ramo de flores y un cuadro con la imagen de su hijo rodeada de las firmas de los corredores de la plantilla. Luego, el auditorio del Euskalduna explotó en un aplauso emotivo, tan estremecedor como el recuerdo de aquella primera victoria del Equipo Euskadi en la Vuelta al País Vasco de hace 17 temporadas.