Aunque se hable de instinto, quien tenga perro ha podido comprobar que algunos de ellos son muy inteligentes, que aprenden rápido (por algo ayudan a la Policía con tanto éxito en el rescate o búsqueda de personas o en la localización de droga, por ejemplo) y que sorprenden con determinadas acciones o reacciones que parecen haber sido muy bien pensadas.

Incendio en Illinois

De este modo, y más con el auge de las redes sociales, los vídeos de perros haciendo cosas se han multiplicado en internet y son muy compartidos hasta volverse virales. En los últimos días está dando la vuelta al mundo una curiosa grabación que muestra lo sucedido durante el incendio de una casa en la localidad de Aurora, en el estado de Illinois (Estados Unidos).

Varios agentes del Departamento de Policía de Aurora acudieron a una zona residencial en la que se detectó fuego en una casa unifamiliar, sin saber si había alguien en su interior. Al entrar y no contestar nadie a sus gritos dieron por hecho que no, pero entre el humo de la planta baja apareció de repente un perro, como muestra la cámara corporal que llevaba uno de los rescatistas.

El animal, un Staffordshire Bull Terrier de cuatro años de edad, en un primer momento se acercó a él, pero rápidamente pareció huir del policía, que lo seguía tratando de ponerlo a salvo. “Oye, amigo, ven aquí”, se le oye decir en inglés (al agente, claro).

En busca de la correa

El perro seguía alejándose hacia otra estancia de la casa. Parecía que escapaba de quien pretendía rescatarlo, pero no era esa la intención del can. Probablemente su familia humana le habría enseñado que para salir a la calle antes tiene que llevar puesta la correa, así que lo que hizo el perro fue guiar al policía hasta el lugar en el que se encontraba su correa, colgada de un gancho en la parte trasera de la vivienda.

Por suerte, el agente, al que alguien le desveló por el walkie-talkie el nombre del can (se llama Oakley) para ayudar a ganarse su confianza, captó las intenciones del perro y procedió a unir la correa a su collar. “Buen chico. Vamos, Oakley”, se le oye decir. Ya enganchado a la correa, el animal sintió que estaba preparado para salir a la calle, haciéndolo junto al rescatador, que ya comenzaba a acusar la gran cantidad de humo que estaba inhalando y empezaba a toser.