Las atracciones de feria, popularmente conocidas como barracas, ofrecen en algunos casos experiencias muy intensas para aquellos que gustan de un subidón de adrenalina. Son la delicia para los amantes del riesgo, aunque en este caso ese término es más figurado que otra cosa, porque cuentan con unos importantes mecanismos de seguridad que se revisan continuamente. Pero, eso sí, es inevitable que de vez en cuando surja algún incidente porque ninguna máquina es infalible.

Colgados a 20 metros

Que se lo pregunten a las catorce personas que se quedaron en la madrugada del domingo colgadas durante tres horas en Zaragoza en la atracción Limit XXL, una torre de la que salen cadenas como si fueran columpios, en el recinto ferial de Valdespartera, que afrontaba las últimas horas de las fiestas del Pilar.

El columpio, que no iba lleno, se paró, en torno a las 1.30 horas, cuando sus ocupantes se encontraban suspendidos a casi 20 metros de altura. Eso sí, lo hizo por precaución, cuando los sistemas de seguridad de la atracción detectaron una anomalía (al parecer se rompió un reloj de presión hidráulico) y detuvieron automáticamente el movimiento de Limit XXL para evitar males mayores, lo que hizo inviable que pudiera terminar el recorrido y devolver a los pasajeros a tierra. Unos pasajeros que tuvieron que pasar casi tres horas y media para ser rescatados pero que vieron cómo rápidamente aparecían los bomberos con una autoescala de 30 metros.

Rescate uno a uno con una autoescala

Siguiendo el protocolo que está previsto en este tipo de actuaciones, se desalojó la zona, se precintó y los bomberos colocaron a todos los afectados arneses y anclajes para hacer de forma segura el paso de la atracción a la autoescala y proceder luego al descenso uno a uno, cumpliendo todas las normas establecidas para trabajos en altura.

Probablemente el rescate fue más sencillo de lo previsto al darse la casualidad de que durante los días previos a las fiestas del Pilar los bomberos habían practicado precisamente este tipo de actuaciones con las autoescalas.

Churros y atención psicológica

En cualquier caso, la angustia de los ocupantes de la atracción de verse colgados a tanta altura durante dos horas no se la quita nadie, ni tampoco el frío que pasaron, ya que de madrugada a esa altura en el otoño de Zaragoza la temperatura era bastante fresca. Por suerte para ellos, una churrería que había en el recinto ferial obsequió a todos los afectados con unos churros con chocolate para que entraran en calor y endulzarles una noche de fiestas un tanto accidentada. Además, también se desplazó hasta allí una UVI móvil de la Cruz Roja, que atendió a siete personas, algunas de ellas con crisis de ansiedad, aunque no hubo que trasladar a ninguna al hospital.