La vendedora de un local de ropa de la localidad de Rafael Castillo, en la provincia de Buenos Aires (Argentina) fue víctima de un robo tan desagradable como absurdo. Afortunadamente, el suceso, ocurrido en una tarde de finales de agosto, se quedó solo en un susto y el ladrón solo se llevó la recaudación del día y una prenda de ropa, pese a las continuas amenazas de muerte e insultos que profirió a la joven dependienta.

Para conseguir su objetivo, el atracador intimidó a la mujer aparentando que portaba un arma, aunque luego, cuando posteriormente se visualizaron las cámaras de la tienda, se averiguó que el supuesto arma se trataba de un paquete de tallarines recubierto con una camiseta interior negra.

El hombre se acercó a la joven aparentando tener un arma entre las manos.

Según las primeras investigaciones y el testimonio de la trabajadora, el ladrón se hizo pasar por cliente y se probó una campera de color marrón claro en el comercio de la calle General Capdevila 1102. Fue en ese momento, cuando el atracador se probaba la prensa, cuando emprendió violentamente contra la vendedora y reveló sus verdaderas intenciones. La secuencia quedó registrada en un vídeo en el que se escucha cómo intimidó a la mujer.

"Si te hacés la boluda, te hago pelota. ¿Entendés? ¡Dale, pasame la plata!", fue lo primero que le dijo, tras acercarse a la joven y amedrentarla simulando portar un arma de fuego entre sus manos. "¡Dale, no te hagas la pelotuda! Y el celular. ¡La recaudación! Dale, cariño. ¡Todo! ¡Rápido, así me voy! ¡Dale, pelotuda!", continuó el hombre, que actuó portando un barbijo y luciendo la campera que se había probado al entrar.

El ladrón lanzó amenazas a la trabajadora: "Te voy a matar".

El hecho, según trascendió, se produjo cuando faltaban unos minutos para que el comercio cerrara y fue registrado íntegramente por una de las cámaras de seguridad que el local tiene apostada en su interior.

"No te alteres", fue la única respuesta que la joven vendedora alcanzó a pronunciar, tras desplazarse hacia el sector de la caja. Seguidamente y según muestran las imágenes filmadas, la empleada fue obligada a ingresar a un pequeño espacio por el atacante, quien también le exigió que para poder salir esperara a escuchar el motor de una supuesta moto que lo esperaba afuera. Finalmente, se comprobó que se marchó caminando. Actuó solo, sin ningún cómplice.