Tres largos cordones de esparto tendidos en el suelo marcaban los límites Norte, Sur y Oeste de la sala de danza de Sara Luquero, Bárbara Arrieta y el b-boy Iñaki López. El límite Este lo ponía el Guggenheim. Y nadie del centenar largo de personas que siguió la función Nexum de Yugüen, que así se denomina el trío formado por las dos bailarinas clásicas y el breakdancer, nadie, insisto, cruzó alguna de las líneas que los cordones formaban sobre el pavimento. El silencio fue absoluto, respetuoso, hasta el largo aplauso final, que reconoció el talento y el soberbio trabajo del trío danzante. Txaro Badalés, madre de Bárbara, repetía “fantástico, trato de ser objetiva a pesar de que de trate de mi hija, pero es que han estado muy bien”. Martín Arrieta asentía.
Entre el variopinto público destacaba alguien que sabe mucho de funciones: el dramaturgo, actor, director de cine y alguna cosa más, Ramón Barea. Sombrero de paja, gafas de sol y bicicletita plegable en mano. Hecho un pincel y, por lo que parece, lleno de envidiable curiosidad a sus 75 años. Una de las ventajas de Bilbao es que somos de hidalguía universal, así que la famosa o famoso, en el 99% de los casos, no sufre la presión del personal. Es más, la bilbainía de a pie a menudo se pregunta por qué el personaje en cuestión no le pide un autógrafo. Somos así. Capaces de llamar “fuente del perro” a una que luce cabezas de leones. Y, de ahí para arriba.
Respetaron la cuerda Natalie Sagones, Irati Pineda, Izaskun Lapaza, Ander Legarreta, Irene Álvarez, Mamen González, Olga García Iglesias, Joao Silva, Mikel Nieto, Ana Isabel Marqués, Andrea Gutiérrez, Héctor Sabugal, Ibai Torre, Gorka Maiztegi, Ainize Martínez o Emil Otxoa.
La función de Yugüen empezó a las siete. Como a y veinte era el turno de la italiana Rita di Leo interpretando Swan, de Gaetano Palermo, que seguía las evoluciones de la bailarina junto a Luca Gallio. Rita danzó sobre patines.
Bajó el puente de Arrupe, a continuación, la bailarina hernaniarra Ainhoa Usandizaga expresó con su cuerpo una reflexión sobre la procrastinación. Por algo su función se titula Bihar. Después, Javier de la Asunción, Ana Melero, Laura García y Daniel Rodríguez darían vida a Seu, al lado de la araña Madre, a la que solo le faltó moverse.
Mientras, Itzi Arroyo repartía folletos de la XXI edición de Lekuz Leku, festival Internacional de Danza en Paisajes Urbanos. Martín Rodríguez señalizaba los escenarios con dos grandes globos de helio. Estaban Beachu Churruca, Goizane Casado, Ana Pérez, Marian Etxebarria, Natalia Huerta y Beñat Rodríguez, de Txamuskina.
Y el progamador de La Fundición y artífice del asunto –con el apoyo de instituciones y empresas privadas– Luque Tagua, ataviado para exteriores soleados.
Hoy sábado Lekuz Leku ofrece danza desde las siete de la tarde junto a Itsasmuseum, en la explanada del Guggenheim y en el Muelle Churruca. Espectacular. Y gratis.