Escuchemos al Conde de Peñaflorida, Xavier María de Munibe, al recordar el Artículo 1 de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (RSBAP) que él mismo fundó, allá por un 24 de diciembre de 1764. “El objeto de esta Sociedad es cultivar la inclinación y el gusto de la Nación Bascongada hacia las Ciencias, Bellas Letras y Artes; corregir y pulir sus costumbres y estrechar más la unión entre los vascos. A tal fin promoverá toda actividad, estudio e investigación que contribuya al progreso económico, social y cultural del País, continuando los tradicionales sobre su lengua, sus leyes, usos y costumbres y su historia”, allá en Azkoitia bajo el lema Irurac Bat. Era un cónclave de gente ilustrada.
Recordemos que trajo hasta ayer aquel artículo la historiadora y Amiga de Número de la RSBAP, Begoña Cava, en su salutación (habló, incluso, de los orígenes en el medioevo...) en un acto conmemorativo de los 260 años del proyecto ilustrado (1764-2024) celebrado en la sala de conferencias de la sede de Juntas Generales de Bizkaia, reconocida como Amigo Colectivo de la RSBAP por sus prestaciones a la Bascongada, poco antes de que Ana Otadui, presidenta de las propias Juntas Generales, fuese nombrada Amiga de Honor.
Todo ello se adornó con las palabras que alumbran el conocimiento. No por nada el XVIII fue conocido como el Siglo de las luces. Hablaron la directora de la RSBAP, Amelia Baldeón y el vicepresidente de la comisión en Bizkaia de RSBAP, José Manuel Barandiaran, antes de que tomase la palabra Juan Pablo Fusi Aizpurua con una disertación titulada El País Vasco en la historia: el ciclo contemporáneo. Todos ellos hablaron en la casa de las Ciencias, Bellas Letras y Artes, donde también acudieron la diputada general, Elixabete Etxanobe; la diputada foral Itxaso Berrojaldiz y el concejal de Cultura, Gonzalo Olabarria.
Durante estos más de dos siglos y medio la RSBAP se ha convertido en agente de referencia en la promoción de la cultura y la ciencia en la sociedad vasca. Una puntualización. Cuando el proyecto docente de la Bascongada cristalizó, sus enseñanzas se establecieron en un espléndido inmueble que perteneció a los jesuitas y que fue donado a la Sociedad cuando la Compañía de Jesús fue expulsada de España. El centro se denominó Real Seminario Patriótico Bascongado a partir de febrero de 1777, y a pesar de llamarse “Seminario”, en esta época no se cursaban en él estudios religiosos, sino que ofrecía la educación necesaria para continuar otras carreras superiores, sin olvidar todo tipo de enseñanzas encaminadas a proporcionar una formación integral a su alumnado.
Volvamos al día de ayer, cita a la que acudieron, además de las personas ya citadas, Xabier Orue-Etxebarria, Libe Zalbidea, José Luis Neyro, Estibaliz Apellaniz, Mikel Etxebarria, pluma que suele firmar en DEIA con asiduidad; Pedro Mari Santi, Begoña Solaguren, Idoia Álvarez; Maite Lozano, Vicente Reyes, Inés Pellón, el médico humanista Ricardo Franco Vicario, Joseba Sobrino, secretario de la Comisión de Bizkaia de la RSBAP; el abogado Mikel Badiola, Jesús Moya, Ana Rallo, Teresa Querejazu, Marisa Arteagoitia, Amaia Martínez, Javier Aramendia, delegado en Cortes de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País; Mikel Mesanza, Carlos Aranguren y un buen número de gente involucrada.
¿Qué se buscaba desde los comienzos de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (RSBP)? Una defensa a ultranza de la ilustración. Crean un centro de educación e investigación científica de primer orden, trayendo a muchos de los mejores químicos europeos del momento, entre ellos, Proust, Chabaneau o los propios hermanos Elhuyar, que en 1793 descubrieron el wolframio. Sin embargo, la música ha sido el conocimiento que más peso tuvo en el Bilbao de la RSBAP.