SU recuerdo es como el sello de los faraones: casi indestructible. Les hablo del inolvidable sello de un buen hombre, Ángel Ortiz Alfau, que nació hace ahora un siglo y cuya figura fue la de un intelectual también, sí, de barra de bar. Le gustaban las charlas agarrado a la cintura de una copa de negroni, su trago favorito. El protagonista de esta historia, hombre de cultura sobresaliente y humor chirene, recordaba con nostalgia una tarde en casa de Pío Baroja, en la madrileña calle Alarcón. “¿Qué pasa por Bilbao?”, me preguntó Don Pío, y yo le contesté que había muerto un adversario suyo, Don Resurrección María de Azkue. “No diga enemigo”, replicó. “Nos hemos reconciliado”.

Ángel fue crítico literario, escritor y fundador y director del periódico municipal Bilbao, y se fue una mañana de abril de 2002, a los 78 años, sin decir amén. Al que fuera presidente de la Asociación de Amigos de Unamuno, no se le podría aplicar la sarcástica frase del insigne escritor bilbaino, “¿contra quién es ese elogio?”, habida cuenta que Ortiz Alfau fue, sobre todo, una persona de bien, un bibliófilo, apasionado por los libros y la literatura.

Ayer se abrieron las puertas de la Biblioteca de Bidebarrieta, donde se procedió a la presentación del libro Bilbao en la Obra de Unamuno, en el marco del Encuentro de los Amigos de Ángel Ortiz Alfau por su centenario. Se trata de un monográfico entresacado de las obras, discursos y epistolario del escritor bilbaino, que Ortiz Alfau (1924-2002) escribió con el propósito de desagraviarle y la intención de llamar la atención sobre la falta de interés que se tiene por el bilbaino más universal en no pocos rincones.

Al llegar al vestíbulo del salón de actos recibía a los asistentes el propio Ángel y a más de uno casi le da un soponcio. Se trataba de un emotivo retrato pintado por José Ramón Muro, vicepresidente de la Asociación Artística Vizcaina, sección Pictórica, y que se le entregó, al cabo del encuentro, al hijo de Ángel, Koldo Ortiz González de Langarika. Todo estuvo organizado por la Asociación Artística Vizcaina que preside Gabriel Rodrigo. La misma Biblioteca Municipal de Bidebarrieta a la que Ángel donó su extensa colección de libros, muchos de ellos personalmente dedicados por sus autores; un espacio tan querido para él. Allí se celebró el encuentro de homenaje al viejo abanderado de la difusión de la cultura.

El escritor Beñat Arginzoniz, editor de El Gallo de Oro y miembro de la nueva junta directiva de la Asociación Artística Vizcaina, fue quien trajo el libro ya citado. Ediciones El Gallo de Oro lo ha publicado en su colección dedicada a Miguel de Unamuno, con una serie de ilustraciones del hermano de Ángel, Rafael Ortiz Alfau. Loly Rubio, vicepresidenta de la Asociación Artística Vizcaína, Sección Poética, y coordinadora de las Tertulias Poéticas de los Martes en Bilbao, junto a José Ramón López, Misere Josephe, María Ángeles Pérez Ondiviela y Fernando Zamora recitaron algunos escogidos versos.

A la cita no faltaron Marino Montero, encargado de que todo fluyese; la joven Marina Arginzoniz, encargada de que se vendiesen los libros; el concejal de Cultura, Gonzalo Olabarria; el director de ese mismo ramo, Iñaki López de Aguileta; el concejal Álvaro Pérez, Mikel Mesanza, Miguel Ángel Majón; los nietos de Ángel, Jon y María Ortiz; María Bengoa, Francisca Nieto, Antonio Ligero, Roberto Ortiz Alonso, Óscar Serrano, Yanik Torres Ortiz, Susana Ortiz Alonso, Javier Gamboa, Javier Corral, Antonio Pérez Sicilia, José Ibarrola, Mercedes Santiesteban, Itziar Albestain, José Luis Mendizabal, Joseba Igartua, María José Domínguez, Mari Carmen Díez y Teresa Rodríguez entre otros. En los propósitos de futuro está la idea de crear unos premios con su nombre, dedicados a distinguir a las personas y entidades que se hayan esforzado por propagar el vicio de leer.