TRAS dejar huella en Nueva York, el trabajo de Gertrud Goldschmidt o Gego, como prefería llamarse (Hamburgo, 1912 – Caracas, 1994), y pasar antes por Sao Paulo y México, la muestra Gego. Midiendo el infinito, se posó ayer en el Museo Guggenheim como si fuese un animal abstracto, un ave del paraíso, obra de una mujer que no se acababa nunca. Su biografía da calambre. Nació en 1912, en Hamburgo, en una familia de banqueros de origen judío, y estudió arquitectura e ingeniería en la Technische Hochschule en Stuttgart. En 1939 parecía fundírsele el mundo. Con la situación insostenible para los judíos en la Alemania nazi, su familia emigró a Inglaterra, pero a Gertrud no le concedieron el visado y tuvo que ir a Venezuela, país que históricamente había acogido a los alemanes. No le frenó su transitar infinito.

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El arte infinito de Gego llega al Museo Guggenheim Bilbao Oskar González

La muestra incluye cerca de 150 objetos que datan de los inicios de la década de 1950 y llegan hasta el comienzo de los años noventa, como esculturas, dibujos, grabados, textiles y libros de artista, además de imágenes fotográficas de instalaciones y obra pública, bocetos, publicaciones y cartas. En ese mundo se ha sumergido Geaninne Gutiérrez Guimaraes, la comisaria de la muestra, dándole sentido a buena parte del trabajo de una mujer que comenzó a pasearse por las alamedas del arte.

En junio de 1969, con cincuenta años ya, Gego crea la Reticulárea, expuesta por primera vez en el Museo de Bellas Artes en Caracas, obra considerada un hito dentro de su trayectoria artística, la cual es objeto de modificaciones por parte de la artista en los montajes posteriores. Creó unas redes de alambre que ocupaban el espacio, y que potencialmente crecían hasta el infinito. Parecen la expresión de una galaxia nueva en el universo del arte.

Bajemos a pie de calle. La inauguración de la muestra se hiló con la cena de gala de 2023 del Museo Guggenheim que dirige Juan Ignacio Vidarte. Todo estaba recubierto de smokings, vestidos de gala y gente entregada. Por el atrio del museo, donde se sirvió la cena, cruzó como el rayo el chef Josean Alija, midiéndolo todo desde la atalaya del grupo IXO. Y en el dosier tomó la palabra José Manuel Ereño, director general adjunto comercial de Seguros Bilbao, firma que patrocinó todo este universo, para decir que “el apoyo a la investigación, la docencia, la acción social o las artes en beneficio de la comunidad constituye una parte fundamental de la identidad y los valores humanistas que preside Seguros Bilbao, que un día de estos ya será Occident.

A la cita no faltaron, además de los citados, el consejero Bingen Zupiria, la presidenta de JJ.GG. de Bizkaia; Ana Otadui; los hijos de Gego, Bárbara y Tomás Gunz; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; la diputada general, Elixabete Etxanobe; Javier Maiztegui, director general de Seguros Bilbao; el patrono de la Solomon R. Guggenhein Foundation, Jon Azua, Leixuri Arrizabalaga, Iñigo Garay, familiares de Gego como Esther Crespín Gunz, Elizabethg Gunz, Gabriel Centeno, Walter Gunz y un sinfín más de integrantes de la saga; Carlos Gorria, Begoña Bernal, Ricardo Barkala, Ana Molina, Arrate Ojanguren, Txema Vázquez Eguskiza, Emiliano López-Atxurra, Kepa Badiola, Miguel Prieto, Nora Sarasola, Alfonso Icaza, Jon Ander de las Fuentes, Jon Ortuzar, junto a su hija Leire, Asís Canales, Mónica Gortazar, Itxaso Elorduy, Mikel Barandiaran, Vanda Martins, José María Arriola, Rosa Lertxundi; el pintor Jesús Mari Lazkano, Ana Elordui, Javier Chalbaud, Kepa Badiola, Julia Diéguez, Julio Aristín, Julio Alegría, Mariapi Alza, Pilar Aresti, Alejandro Aznar, José Luis Sabas, Álvaro Díaz de Lezana, Jaiver de Juana; Ana y Sandra Aurtenetxe, Fernando García Macua, Susana Tobarra, Arturo Trueba, Juan Carlos Solagaistua, Cristina Pujolte, Naia Egaña, Jorge Canivell, Sofía Mugarza y toda una legión.