LA ABAO se despidió ayer de Verdi por todo lo alto. Con Il Trovatare y su apasionante historia de celos, duelos, equívocos y amores trágicos. Cayó en Euskalduna Bilbao el último telón de un proyecto que se ha desarrollado durante 16 años en los que ha montado 124 funciones, con 30 títulos, 13 de ellos estrenos. Por si esto fuera poco, Tutto Verdi ha promovido, además, grabaciones, ciclos de conferencias y hasta una gran gala de entrega de premios. El balance: éxito rotundo. El nombre de Bilbao se asocia ya en el mundo de la ópera a Giuseppe Verdi.

Junto a las palabras de cortesía y saludo esto es lo que parecía explicar ayer el presidente de la ABAO, Juan Carlos Matellanes, a las personalidades que fue recibiendo en la salita de acceso al palco. Fueron pasando del sol de la tarde de mayo al frescor del Euskalduna, el consejero de Cultura y Política Lingüística y portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, con Aintzane Bolinaga; el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, con Aintzane Juaristi; la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui; la diputada foral de Euskera, Cultura y Deporte, Lorea Bilbao, con el alcalde de Lekeitio, Koldo Goitia Markuerkiega; el actual rector de la Universidad de Deusto, Juan José Etxeberria, con su predecesor, José María Guibert; el director territorial norte del BBVA, Carlos Gorria, con Begoña Bernal.

Entre los miembos de la junta directiva, el secretario, Guillermo Ibáñez, así como José María Bilbao, Marian Mata o Abel López de Aguileta.

Además, ocuparon su lugar en el palco Santiago Ybarra y Mercedes Baptista, Enrique Portocarrero, Susana Rodríguez Vidarte, Antonio Garamendi, Carlos y Alberto Gallego Careaga, María Luisa Molinero o Patricia Lizarraga Rodríguez.

En el amplio recibidor del palacio de la ópera, antes del inicio de la función, tuvieron gran protagonismo el txistu y tamboril. Seguramente, a Verdi le hubiera inspirado.

La banda de txistularis del ayuntamiento, formada por Gorka Zabaleta, Idoia Kareaga, Sabin Bikandi, Asier García y Peio Irigoien, con sus bicornios y sus levitas encarnadas, constituyó un espectáculo en sí misma. Teléfonos en alto, amantes de la lírica llegados de todas partes grabaron vídeos y tomaron fotos. Luego fue el turno del auresku, bailado en pareja, que generó un efecto similar entre la concurrencia.

Entre los sones de txistus y tamboriles, el director artístico de la ABAO, Cesidio Niño, conversaba con Augusto Techera, director del Teatro Colón de Buenos Aires, y con el conocido agente artístico Gian Luca Macheda. Acudieron a Euskalduna, entre otras personalidades, el concejal de Promoción Económica del Ayuntamiento de Bilbao, Xabier Ochandiano; José Nogueira y Angélica Burgos, de la revista Pro Ópera AC de México; la actriz Marta Urcelay; la modelo Jessica Bueno con Montse Alonso y Javier Ortigüela; o la asesora de moda Itziar Sáenz con su hija María.

Recién llegados de Barcelona para disfrutar de Il Trovatore, Guillermo Rodríguez, Isabel Moreno y Katia Gustá. De más lejos provenían el melómano italiano Giuseppe Aiello, Ralf August o Gustavo Medieros.

También asistieron Olatz Santamaría, Blanca Martín, María Jesús García, Javier Ozámiz, María Jesús Urcullu o Tomás Olabarri.

Las jóvenes Ainhoa Lainsa, Julia Rodríguez y Leire Ortubai, que se presentaron con Julen Soto, era la primera ocasión en la que iban a disfrutar de la ópera, pero les interesaba mucho, y se reconocían amantes del teatro y los musicales.

Al apagarse las luces, el tiempo quedó suspendido de las voces de Anna Pirozzi, Ekaterina Semenchuk, Celso Albelo, Juan Jesús Rodríguez; el bajo debutante en Bilbao, Ricardo Fassi, Maite Maruri Ruiz y Gerardo López. Les acompañó el Coro de Ópera de Bilbao, dirigido por Boris Dujin. Y Verdi dijo adios.