EL título daba un nosequé más sobrecogedor, Cada vez cadáver, con un juego de palabras que dejaba sorprendidos a la legión de seguidores que les acompañan en los últimos tiempos, una época en la que Fito Cabrales y la gente que le rodea para abrirse camino en las alamedas del rock, un paseo en el que Fito y los Fitipaldis se sienten como dios. Llevan unos meses recorriendo el territorio de Bizkaia como si fuesen los auténticos espíritus del rock –ayer mismo, en la explanada donde se hacía tiempo para acceder al Palacio Euskalduna, Igor Bengoetxea confesaba que estaba un poco “hasta allí” del Soldadito marinero mientras su pareja, Alaitz Beltrán le reprochaba lo que a su juicio era un decir de mal gusto...– pero no cesan en su capacidad de atrapar a la gente que les admira. En su segundo concierto consecutivo demostraron que tienen el poder de atracción de uan piedra imán: rozaron el lleno una vez más.

El relato de su enésima aparición en Bizkaia cuenta que, después de completar la gira nacional más multitudinaria hasta su finalización, la banda se presenta en un formato que acerca al público a un ambiente más íntimo, en el que se pueden escuchar canciones de su último disco, Cada vez cadáver y los clásicos de la banda, interpretados con un matiz diferente. Fito y los suyos invitan a la vida alegre y quienes ayer se acercaron a beber de esa ronda lo hacían con sed y expectación.

Para ello, Fito Cabrales incorpora a los Fitipaldis a Jorge Arribas y Diego Galaz de Fetén Fetén, que, junto a Carlos Raya, Javier Alzola, Boli Climent y Coki Giménez, completan la banda que recorrerá durante el otoño e invierno algunos de los teatros y auditorios más señalados en un formato muy especial.

Digamos que el fenómeno Fito y Fitipaldis se encuentra en boca de todo el mundo. El cantante vuelve con un nuevo formato de su gira, pensada para teatros y auditorios. Fito actuó en anteayer y ayer, pero en apenas dos horas, las taquillas tuvieron que colgar el cartel de No Hay Billetes. Debido a la gran respuesta del público, el cantante volverá a subirse al escenario de Euskalduna Bilbao el 5 y 6 de enero del año entrante, siendo éstas las ultimas dos citas que ofrezca el músico en la ciudad. El concierto acoge una forma distinta para disfrutar de los clásicos de Fito Cabrales y de su último trabajo.

En segunda fila el mánager Xabier Arretxe, Polako, miraba cómo iba llegando la gente de manera incesante. Fue, ya les digo, toda una procesión. A la misma se sumaron Lara Martín, Gorka Olaizola, Amaia y Enara Burgos, Olatz Gil, Aitor Vázquez, Marta Martínez, Ane Vázquez, José Luis Vázquez, Andere Gartzia, Joseba Iriondo, Mikel Gordejuela, Alaitz Mínguez, Nuria Bastida, Gorka Cearra, Gabi Pascual, Itziar Epalza, Alain Etxebarria, Koldo Izagirre, Miren Fernández, María José Alonso, Imanol Calvo, Anais Ortega, Juanjo Ortega, con una camiseta conmemorativa de Fito, David Ortega, Ainara Arias, María José Merchán, Ilardi Martín y Pili Arias, entre otra mucha gente que se acercó al Palacio Euskalduna para vivir este espectáculo.

No fueron los únicos, ya les digo. El aforo lucía rebosante. Allí se encontraban Olga Amezaga, Adan Salazar, Xabi Balenziaga, Kerman Solar, Txontxi Solar, Begoña Suárez, Ane Horrillo, Marina Sanjuán, Oihane Sanjuán, Koldo Onandia, Maite Onandia, Ainhoa Horrillo, Javier Aranguren, Iker Goienetxea, Kris Elduaien, recién llegada de Donosti para ver a Fito en directo, Anne Ortuzar, Jose María Molina, Beñat Castro, Nagore Bilbao, Elena Barriuso, José Luis González, Begoña Aizpuru y un buen puñado de hombres y mujeres que se sumaron a la fiesta de Fito, más tranquila que aquel célebre concierto de San Mamés pero con la misma capacidad de siempre: la de enganchar a quien les escucha.