AL Mercado de La Ribera arriban visitantes de manera continua. Cruzan el asfalto insolado de los arcos del otro lado de la calle y se dejan ascender por la escalera mecánica sin ofrecer resistencia. En el gran descansillo que funciona como distribuidor central de la primera planta, se detienen y miran: a lo alto, con admiración y sorpresa; a su izquierda, donde se adivinan los puestos de charcutería o carnicería; y también a su derecha, donde bullen las frecuentadas barras y mesas de la zona gastronómica. En este espacio intermedio para todo el mundo se echa de menos el aire acondicionado.

Justo entonces, cuando toca decidir, atraen su atención los paneles con retratos a la acuarela, obra de la artista Elena Ciordia. Se trata de la exposición itinerante 30 mujeres inolvidables organizada por Emakunde, que recoge figuras femeninas vascas de la escritura, el bertsolarismo, la fotografía, la política, el deporte o la investigación.

Precisamente alrededor del panel sobre María Rita de Barrenetxea, prosista y dramaturga a la que también pintó el mismísimo Goya, se encontraba ayer tarde un puñado de bonaerenses, residentes unos a las orillas del Plata y otros en México. “Nos llaman la atención algunos de los apellidos”, destaca Carlos Expósito. Es natural, el nombre de su compañera es, casualmente, Margarita Barrenechea. Con ambos, entre otros miembros del grupo, Mariana Expósito y el joven Tomás Weller.

Sin embargo, esa no es la única casualidad que se produjo junto a la exposición. La francoaustriaca Natacha Kranner; el francoespañol Víctor Beaudoin, su padre Xabier, y su madre, la corsa Enmanuelle Luccioni, pasaban unos días en Santander, alejados de los rigores de la canícula parisina, y decidieron acercarse a Bilbao. Los madrileños Félix Moyano y su hijo Marco, amigos desde hace años de los Beaduoin, disfrutaban del fresco de la montaña en Vera de Bidasoa (Nafarroa) y quisieron darse una vuelta por Bilbao. El mismo día. Un wassap afortunado les unió en el paseo por el botxo.

Severine Debretz y Christophe Meignat, junto a los gemelos Volodia y Satya, aparcaron en Bilbao una hora antes de entrar al Mercado de La Ribera; viajan en coche desde Tours, en el centro de Francia, pasando por Madrid ; se quedarán tres días en Bilbao. También del país galo, pero estos de Angers, nos visitan los Lahaye: Pierre y Sofie, con sus hijos Agathe, Thomas y Albert. Han elegido Haro como base de operaciones.

Carlos y Beatriz, que no facilitan apellidos porque trabajan en ciberseguridad y están muy sensibilizados con el tema de los datos, han viajado desde Majadahonda (Madrid). “Vine en marzo a trabajar y me gustó tanto que decidí volver con ella; además, nuestras abuelas, las de los dos, son de aquí”, revela Carlos..

De Barcelona acababan de llegar Maite Amela e Ignacio Galmes con sus hijos Pau y Xabi. De Palma de Mallorca han venido Jaume Llabrets y Ainhoa Portilla. De Cartagena, Ana Soledad Caballero García y Pablo Segura. Y de Lorca, también Murcia, las maestras y amigas Isabel María Romero Giménez, la jienense Carmen Rocío Carmona, y María Martínez, que es de Águilas.

Los jóvenes de la localidad italina de Treviso, Filippo Fardin, Chiara Greva, Matteo Caulella y Danilo Piccoli, que se conocen desde niños, han hecho una parada en su peregrinar por el Camino del Norte, que debe llevarles a Santander sobre el 15 de agosto. Entran dos grupos numerosos que escuchan sendos guías que les hablan del Puente de San Antón y el mercado viejo.

Si alguna de las baserritarras que hasta hace medio siglo vendían sus hortalizas en bancos corridos en ese mismo lugar, ahí mismo, regateando 50 céntimos la docena de puerros, viera lo que sucede hoy, todo les parecería milagroso: la exposición, las casualidades, los turistas extranjeros y las visitas guiadas.