O por repetida la historia del origen de su nombre deja de tener su aquel. Es bien sabido que la célebre gilda debe su chisporroteante apodo a la actriz Rita Hayworth, quien en 1946 encarnó el papel protagonista de la película del mismo nombre que dirigió el cineasta húngaro Charles Vidor, ya que la banderilla es, al igual que la actriz en esa película, "salada, verde y un poco picante". La denominación comenzó a utilizarse en el bar Casa Vallés, de Donostia. De aquella barra dio el salto a la eternidad y ya son bastantes las ciudades que se vanaglorian de manejarse con ese pintxo con maestría. Qué digo con maestría: de elaborar la mejor gilda que podamos llevarnos a la boca, dicho sea sin segundas, precisión necesaria al entrar en juego la hermosa Rita.

Una de esas ciudades es Bilbao, donde la gilda se honra con honores de diosa. Ese pulso lo detectó, cómo no, BilbaoCentro, siempre al cabo de la calle. A tal extremo que durante el pasado mes de junio organizó el concurso de Gildas BilbaoCentro, cuyo desenlace se hizo público ayer en la sede de Particular de Indautxu, con las ilustraciones refrescantes de Basterra (Jose Gondra y Asier Dañobeitia aportaron el txakoli Izagirre...) y de cervezas La Salve, con Eduardo Saiz Lekue y Jon Ruiz Ibinarriaga al frente. Ellos fueron los que facilitaron el buen pasar de las doce gildas ganadoras, una docena de innovadoras elaboraciones que dibujan la cordillera de los docemiles, los doce establecimientos destacados por un jurado formado por Aingeru Etxebarria, el propio Eduardo Saiz, Alejandro Cepeda, Miguel Martínez, Enaitz Landaburu, alias Gastrolopithekus, y el presidente de BilbaoCentro, Adolfo Lorente. Su diagnóstico fue el siguiente: el bar restaurante Alkartetxe, de Juan de Ajuriaguerra, 28; el restaurante Nicolás, de Ledesma 10; La Taska de Isozaki, Paseo de Uribitarte, 10; Sanwichcoffe, en la plaza Euskadi, allá en la calle Ramón Rubial 4-6; el Bar & Kitchen San Marcos, de alameda Rekalde, 47; Kali Orexi by Labocatorio, en General Concha, 16; Mio Basque Urban Food, en Maestro García Rivero, 6; Luzea, en Maestro García Rivero, 8; el bar Label, en Ávila, 1; el bar Diferente, en General Eguía, 28; el bar Joserra, en Particular de Indautxu, 4, y el café bar Las Torres, en Simón Bolívar, 27, son los doce locales que, con su buen hacer y su intuición, han reeditado, adaptándolas al siglo XXI, las gildas de toda la vida. Son tantas las innovadoras variaciones que ya no sé si se puede hablar de las virtudes de la gilda cinematográfica.

A la cita doble (una entrega de diplomas acreditativos que pueden contemplarse como un sello de calidad y la cata de gildas, bien regadas como les expliqué antes...) se sumaron, además de los citados, representantes de los locales como Mikel Albalejo y su hijo Aimar,Alba Gómez, Felipe Garate, Fátima García, Christine Tsaxona, Ángel Martín Breznas, Inma Fernández, Ruth Villalobos, Rodrigo Rotela, Cristina Cataño, Javier Ramos, Joana García y Jon Muñoz, entre otros, además del fotógrafo Txema Maura, las empresarias María Loizaga y Belén Zurbano, del Grupo Sarriena; el gerente de Bilbao Centro, Jorge Aio; la directora artística de la agrupación, Olga Zulueta; José Mari Amantes, Marta Fernández, Paco Valero, Laura Martínez, quien se sumó al encuentro de paso por la calle, y un puñadito de gente que disfrutó de un mediodía sabroso.

Anchoa y piparra, he ahí dos elementos esenciales. Según explican desde BilbaoCentro la cultura gastronómica de Euskadi recoge la tradición en un producto tan valorado como los pintxos y la gilda en particular. Una expresión artística como la creación de gildas mezcla productos, los combina creando sabores nuevos, texturas diferentes y conformando una obra efímera que anhela tocar el cielo. El cielo de nuestros paladares.

Bilbao Centro hace entrega de las distinciones del concurso de la mejor Gilda de Bilbao en su sede de Particular de Indautxu

Hoyaron un 'docemil', una docena de innovadoras elaboraciones que forman parte de la ruta de locales especializados en gildas