LEGÓ a las puertas de la biblioteca foral con un libro, Fuera de la ley, bajo el brazo, como si fuese el hacha de un verdugo o el arma de fusilar. No en vano allí habían convocado al escritor Félix G. Modroño para que dictase la primera conferencia de su vida. En un principio la había titulado La novela negra a principios del siglo XX, habida cuenta que el encargo era el de poner la primera voz al ciclo de conferencias Primavera negra, organizado por la Diputación Foral de Bizkaia. La de ayer era la tercera edición, que hace la segunda, habida cuenta que la pandemia segó el ciclo del pasado año. En un principio, les decía, porque Félix aclaró, de saque y volea, que a principios del siglo XX "no existía la novela negra. Mejor la hubiese titulado Desde los autos de fe a la novela negra porque esa es la realidad. La gente se acercaba al patíbulo o al cadalso para satisfacer su curiosidad y aliviar el morbo". Con la introducción ya tenía a la concurrencia en la mano.

Permítanme un inciso. La gente más avisada bien sabrá que Félix es autor de dos novelas de éxito, La ciudad de los ojos grises y La ciudad del alma dormida con Bilbao como telón de fondo. Lo que quizás no sepan aún es que el escritor está cerrando la trilogía con la tercera novela que va desde el Bilbao de los años 70 hasta el día en que se inauguró el Guggenheim. La idea es publicarla el 18 de octubre de 2022 y anda aún a la caza y captura de un título para el que admite sugerencias con tal que empiece como las dos anteriores: La ciudad de... Para redondear la nota de aviso, les anuncio que antes publicará, a principios de ese mismo año, una novela negra, género en el que se desenvuelve como Jack en los callejones de Whitechapel.

Volvamos al día de ayer. Como maquinista jefe del ciclo avivaba el fuego de la locomotora el escritor Alex Oviedo. Fue el encargado de avisar que el ciclo comprende cuatro charlas: la inaugural de ayer y, en martes sucesivos del mes de mayo, otras tres de Miren Gorrotxategi, que disertará el martes venidero en euskera; Elena Fernández, especialista en documentación para una novela negra de época,y Juan Infante, quien maneja los hilos de los protagonistas jurídicos de la novela negra (con ese tema cerrará el ciclo el último martes de mayo...) y que ayer mismo tuvo la delicadeza de acercarse al descorche del ciclo. Tanto Alex como Juan y el resto de los asistentes siguieron de cerca y con interés el relato de Félix. No en vano, el escritor, afincado en Santander pero decidido a levantar el vuelo de Cantabria más pronto que tarde, comenzó recordando que a la vizcainos, como hidalgos que eran, no se les podía torturar en Bilbao (¡ah, disculpen! Los verdugos tampoco podían ser hijos de la villa...), así que se los llevaban hasta Amurrio para, fuera de jurisdicción, aplicarles las más perversas torturas. Recordó, a su vez, que los crímenes en Bilbao eran, sobre todo, portuarios y ligados a juegos de cartas o asuntos de honor. La ciudad fue testigo, como les decía, de ejecuciones, la mayoría de ellas cerca de San Antón, en torno al Ayuntamiento viejo de la Villa.

Testigos de estas y otras variadas historias con las que Félix amenizó la tarde, fueron Myriam Guarrotxena, Chelo París, Lola Ferrer, Violeta Fernández, Mercedes Cano, Isabel Bueno, Begoña Olabarria Smith, Alaitz González Bernardi, María Eugenia Fernández, Elena Martínez, Gloria María Carrera, Itziar Araiko, Iñaki García, Mónica Busturia, Gorka Lángara, quien inmortalizó en fotografías buena parte del encuentro; Seve Calleja, Eduardo Sánchez, Begoña Gaztañaga y un puñadito más de hombres y mujeres que se acercaron a disfrutar de un encuentro con un género que, como tantas veces se ha dicho, genera adicción: la novela negra. Félix les inyectó una buena dosis más, dicho sea sin segundas.

El escritor Félix G. Modroño arranca el ciclo de conferencias 'Primavera negra', organizado por la Diputación Foral de Bizkaia

Viajó desde los autos de fe, una crónica real que se 'leía' en el patíbulo, hasta la novela negra de ficción con la que se alivia el morbo