ON ustedes, la buena música que a todo sobrevive. La supervivencia es todo un arte, sobre esa verdad no hay discusión. No en vano, el naturalista más célebre de todos los tiempos, Charles Darwin, dio en el clavo en su tratado La evolución de las especies, cuando aseguró que "no es el más fuerte ni el más inteligente el que sobrevive, sino aquel que más se adapta a los cambios". Vista ayer cómo se amolda el Palacio Euskalduna a las exigencias higiénicas y sanitarias que nos han sido dadas, hay que decir que la Euskadiko Orkestra será longeva y duradera.

Bajo la todopoderosa batuta de Ruth Reinhardt, la Euskadiko Orkestra interpretó un concierto singular titulado Bizirik-Supervivientes cargado de simbolismo. Diremos que Ruth es una joven directora alemana que con solo 17 años ya había compuesto y dirigido su propia ópera en Saarbrücken, su ciudad natal. Estos últimos años ha escalado a las cumbre de orquestas tan importantes como las de Cleveland, Seattle, Dallas o Malmö. El debut de Reinhardt en la orquesta, que tuvo lugar hace unos días (el 29 de enero en el Kursaal de Donostia, para más señas...), la convierte en la primera de las tres directoras invitadas para la presente temporada.

En el recital tuvo un papel fundamental el concierto para violín de Sibelius. Aunque el compositor finlandés escribió relativamente poco para este instrumento, esta obra se ha convertido en una de sus obras más conocidas e interpretadas del repertorio. Augustin Hadelich fue el violinista elegido para interpretar esta obra. No es un cualquiera. Cuando salió a escena acompañado por Ruth ambos recibieron los parabienes de la propia orquesta y del público, en torno a 400 personas, muchas de las cuales ya conocían las destrezas que iban a presenciar. He ahí, como los dije, a la buena música sacando el cuello.

Augustin, dicho sea para conocimiento de los profanos, es un crack. No por nada ganó el premio Grammy 2016 a la mejor interpretación solista y obtuvo el reconocimiento al mejor intérprete del año 2018 por la revista Musical America, toda unabiblia. Ha tocado con todas las grandes orquestas de su país, desde la Filarmónica de Nueva York a las de Chicago y Cleveland, y entre las europeas ha debutado con la de la Radio de Baviera, Royal Concertgebouw, de Ámsterdam, y London Philharmonic, entre otras.

La afluencia fue incesante, como pocas veces se ha visto en estos tiempos de formatos en corto. Entre los asistentes no faltaron el director general de Euskadiko Orkestra, Oriol Roch, nombrado para el cargo a principios de septiembre del pasado año; el consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria; Josune Ariztondo, Iñigo Alberdi, José Ignacio Usabiaga, director técnico de la Euskadiko Orkestra; Elena Martínez Sapiña, Fernando Botanz, un hombre que transita por la vida con sus sábanas de hilo bordadas hace cien años, sus cubiertos de plata, la cristalería de 1920 y sus platos de porcelana de Limoges y que está a punto de firmar una década con su desfile Bilbao 1900; Manuel Urra, Andoni Ibarguren, Jesús Fernández Urbina, Ana Salinas, Inés Alonso, Pilar García, María Ángeles Urrutia, María Colorado, Antón Díaz, José Luis Santamaría, Mari Nati Atxutegi, Fran Uriarte, Rocío Goikoetxea, Amaia Leonés, Jon Mendigutxia, Maialen Mendigutxia, Machús Rodríguez, José Luis Mendoza, Begoña Igartua, José Ignacio Bengoetxea, María Ángeles Gutiérrez, Joserra Olabarria, José María Zarate, Izaskun Mendizabal, Idoia Bilbao y así un largo etcétera de asistentes que disfrutaron también con la segunda parte del concierto, la Sinfonía número 5. de Dvorak, una partitura de pulida perfección con la que el compositor bohemio dio el paso a la madurez musical. Con historias como esta, tan cargadas de belleza, la música no será superviviente. Será inmortal.

Bajo el título 'Bizirik-Supervivientes', la Euskadiko Orkestra, dirigida por Ruth Reinhardt, ofrece un concierto en el Euskalduna

En la primera parte, tocó el violinista Augustin Hadelich, ganador de un Grammy como mejor interpretación solista en la edición de 2016