LEGÓ con la cara compungida y las lágrimas a flor de piel. "Ha muerto un artista", dijo. Y quienes le oyeron, allá a orillas del Museo de Bellas Artes, miraron a izquierda y derecha, no fuese que estuviese allí mismo el cadáver, de cuerpo presente. Traía la noticia de la muerte aún reciente de Diego Armando Maradona, "el primer futbolista que nos enseñó que parándose, también se puede jugar al fútbol de maravilla". El correo me pide que no le cite por su nombre pero el telegrama que trajo ya saltaba por los corrillos, por mucho que el arte y el fútbol, en apariencia, no coman en la misma mesa. Pero ya nos lo cantó Andrés Calamaro: "Maradona no es una persona cualquiera".

¿Y qué hacían allí, a orillas del museo sin entrar, tanta gente vinculada al arte?, se preguntarán. Les diré, como preámbulo, que rodeaban a tres contenedores propios de un muelle de carga de un puerto en cuyo interior se exhibían obras de arte, como si fuesen curiosas mercancías. Todo tuvo su porqué. Era la presentación del Festival Internacional de Grabado y Arte sobre papel, FIG Bilbao, ideado por Iñaki Alonso y que ayer vio la luz en una nueva edición comisariada por Eugenia Griffero, la galerista argentina (no me atreví a preguntarle por Diego Armando, no parecía haberse enterado aún...) de Aldama Fabré. Ambos estaban presentes en el aurresku de honor inaugural, junto al viceconsejero de Cultura, Andoni Iturbe; la diputada de Cultura, Lorea Bilbao; el concejal del mismo ramo, Gonzalo Olabarria y el director del Museo de Bellas Artes, Miguel Zugaza, quien al presentar a Fidel Díez Mesa no cesaba de pedir que no olvidase citarle, "porque tiene, hoy por hoy, la mejor exposición que puede verse en Bilbao, allá en Museo de Reproducciones". Es singular, sin duda. De la mano de la técnico Itziar Martija, da a conocer de cerca la nueva exposición temporal 20 cuerpos 20 artistas, del citado Fidel, quien utiliza las obras de veinte artistas contemporáneos, de rabiosa actualidad, afincados en Euskadi, para trazar una comparativa con la idea de perfección física de la Grecia clásica.

Volvamos a la calle. En segunda fila miraban el despegue Marta G. Maruri; Alberto Ipiña y Begoña Bidaurrazaga, orgullosos de su hija, Zaloa Ipiña, como guía en la muestra; el director de Bilbao Arte, Juan Zapater, Blanca Uria, Mikel Ortiz de Pinedo, Mercedes Rodríguez, Iñaki López de Aguileta, Edouard Mayoral, director del Instituto francés en Bilbao; Alicia Fernández, directora de la Sala Rekalde, Nora Abete,Ana Jiménez, David Arteagotia, Gabriel Olamendi o Doni Alonso entre otros asistentes al encuentro.

Con curiosidad, tres amigas -María Ángeles Agirre, María Jesús Gonzaga y Carmen Zaldua- se metieron a curiosear en los contenedores. Salieron entusiasmadas "porque además hace calorcito", según dijeron entre risas para pedir inmediatamente después, que dijese que lo expuesto les había gustado "mucho". Los tres contenedores azul Bilbao de los que salieron las tres amigas eran producto de las circunstancias actuales. Con objetivo de asegurar un contexto favorable para la movilidad de galerías y visitantes, así como un entorno económico positivo para el desarrollo comercial, el comité de dirección ha decidido transformar la feria presencial en on line, reforzando ese tránsito con una acción de street arty con una nueva plataforma de venta. De esa acción callejera disfrutaron peatones que pasaban por allí como Carlos Izagirre, Mikel Odriozola, Dani J, quien detuvo su trayecto en skate para curiosear con su montura bajo el brazo, Ander Martínez, acompañado por Ane Etxebarria, José Luis García, Carmen Uriarte, Luis Olabarria, Miren Zarate, Nora Alonso, Juankar Ruiz, Inés Bengoetxea, Ane Miren Urrutia y un puñadito de gente que se sacaba selfis con el recipiente, sin saber siquiera cuál era su contenido. No sabían qué se perdían.

El Festival Internacional de Grabado y Arte sobre papel, FIG Bilbao, se despliega y exhibe en unos contenedores

Ubicados junto al Museo de Bellas Artes, otorgan al parque de Doña Casilda un aire de muelle de carga en el puerto