A juventud de hoy, mucho más variopinta de lo que dice la etiqueta de quienes les miran con ojos de recelo, tiene en su mano un poder esencial: son los catalizadores más eficaces para el desarrollo sostenible, el único posible si se mira el asunto con criterio de sentido común. Son propietarios del brazo armado. Esa idea flotaba ayer en el atrio de Bizkaia Aretoa, el centro que la UPV/EHU alimenta en Abandoibarra y que ayer acogió la inauguración del IV Encuentro de jóvenes investigadores de la SECAT (Sociedad Española de Catálisis), enmarcado en los Cursos de Verano de la UPV/EHU que se han visto obligados a regatear los estragos del covid a base de cintas al calendario. La presidenta de la Sociedad, María Ángeles Larrubia; el vicerrector el Campus de Bizkaia, Patxi Juaristi; el profesor e investigador Juan Ramón González Velasco , encargado de pronunciar la conferencia inaugural titulada Jóvenes y catálisis: claves para futuro sostenible, lema del encuentro científico; Jon Ander Onrubia, coordinador principal del Encuentro y Miguel Ángel Gutiérrez , miembro del comité científico del encuentro fueron las primeras voces autorizadas escuchadas en el día.

Comencemos diciendo que el futuro incierto de las materias primas del petróleo y la presión ambiental están obligando a la industria química a adaptarse y encontrar nuevas fuentes renovables para sostener sus actividades. La química es probablemente la ciencia con mayor impacto en nuestra calidad de vida ya que ha dado forma a la moderna sociedad tecnológica del actual siglo proporcionándonos energía, medicinas, alimentos, agroquímicos y nuevos materiales. Metales como el oro, el platino, el hierro, el cobre o el cobalto entre otros que han de trabajar contra la contaminación de agua, tierra y aire.

Siendo como es éste un año par (2020), la Sociedad dirige el encuentro científico a licenciados, ingenieros, graduados, estudiantes de máster y doctorado, doctores y jóvenes investigadores. Llevan la intención de fomentar la difusión de la investigación en el ámbito de la catálisis realizada por las nuevas generaciones de investigadores, así como promover la cooperación entre jóvenes científicos. A la cita de ayer se sumaron Tomás Ramírez, una voz autorizada en este campo, José Manuel López Nieto, Beñat Pereda Ayo, Javier Viguri, Salvador Ordóñez, Raúl Muñoz, Mari Carmen Bacariza, David Ursuegia, Borja Arandui, Luis Miguel López, José Manuel Jiménez, Karen Martí, Alejandro Pérez, David Fraile, Adrián Quindimil y Asier Sanz entre otros.

El encuentro, itinerante a lo largo de su singladura -las tres ediciones anteriores fueron realizadas en Málaga (2014), Ciudad Real (2016) y Valencia (2018)- atrajo la atención de cerca de 60 jóvenes enfrascados en la investigación, una cifra algo inferior al centenar habitual. Muchos de ellos acudirán a la cena de gala organizad para hoy en el Mind Food donde gobierna Jaime Pagai y cocina Alzane Cano. Servirá de desahogo a tanto intercambio de conocimientos, a tanta exposición de hallazgos y sabidurías.

Entre los participantes que ayer se acercaron a Bizkaia Aretoa se encontraban también Almudena Sañudo, Carmen Galdeano, Raúl Machado, María Elena Martínez, Alejandra Rendón, Marcos Farpón, Eva Andrés, Iván López, Oihana Amorrortu, Irene López, Andoni Choya, Ester López-Fernández, Juan José Villora Picó, Cristina Chaparro Garnica, Estrellla Serra Pérez, Ángel de Arriba y un buen número de asistentes a un encuentro cuyas conclusiones, por la cuenta que nos trae, bien debiera interesarnos a todos. No está garantizado que eso ocurra pero el desarrollo que nos viene será sostenible o no será. O si lo es, pese a todo, será algo terrible para las generaciones venideras e incluso para la nuestra propia. Solo cabe pedir que acierten.

La Sociedad Española de Catálisis y los Cursos de Verano de la UPV/EHU organizaron el IV Encuentro de Jóvenes Investigadores

La SECAT propone a la juventud como los catalizadores más eficaces para el desarrollo sostenible