PAPEL, piedra, tela o placas metálicas, cualquier soporte es hábil para la artista estadounidense Jenny Holzer, una mujer de infancia dura que utiliza casi cualquier material para darle voz a aquellos que no la tienen y difundir mensajes de duro tono de denuncia sobre los abusos del poder, la violencia contra las mujeres, la guerra y las crisis humanitarias o la mismísima muerte. La comisaria de la muestra que ayer vio la luz para el gran público, Petra Joss, habló de la pieza Purple (2008), una impactante instalación con veinte rótulos de leds, con movimiento, ruido de combate y duros testimonios de mujeres que sufrieron violaciones durante la guerra en la antigua Yugoslavia. Es solo uno de los tremendos ejemplos.

Holzer, tal y como detalló en su presentación el director del Museo Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, es artista que crea con el lenguaje y la palabra. Se diría que lo hace a la manera de los reyes del espectáculo, bajo el son del más difícil todavía que cautiva a quienes se acercan a su obra. A la gala de puesta de largo de la exposición, patrocinada por la Fundación BBVA (su presidente, Rafael Pardo, recogió un hatillo de parabienes...), se sumaron el consejero de Cultura, Bingen Zupiria; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y la diputada de Cultura, Lorea Bilbao, así como Jon Azua, Ana Otadui, Xabier Pérez Gaubeka, Carlos Gorria, director de la Territorial Norte de BBVA; Begoña Bernal, Elisa Dorronsoro, Amparo Oleaga, Javier Regueiro, Juan Zabala y un sinfín de admiradores de una artista creadora de los carteles con los Truismos (Truisms) y los Ensayos incendiarios (Inflammatory Essays), placas de bronce fundido, letreros de metal esmaltado que hacen referencia a los comienzos de Holzer en el arte público, a través de pósteres que pegaba en Nueva York y en los que la gente escribía comentarios, así como sarcófagos de piedra con inscripciones.

apasionante Hay una lectura apasionante sobre la obra de una mujer que tiene, es innegable, el don de la palabra. Más de 150 obras de denuncia social, presentadas bajo el título Lo indescriptible, cautivaron con su discurso a asistentes como Juan Mari Irigoyen, Igone Ossorio, María Ángeles Ortube, Julia Diéguez, Mila di Brindisi, Montse González, Yolanda Aberasturi; los artistas Asier Álvarez, Pedro Amili, Ismael Iglesias y Urtzi Urkixo; la escritora Miren Agur Meabe, Antón Hurtado, Elier Goñi, Vicente Reyes, Maite Lozano, el cónsul alemán en Bilbao, Michael John Voss; Ibon Areso, Pedro Barreiro, Esther Landeta, Mariano Gómez, Alberto Ipiña, Begoña Bidaurrazaga, Edu López, Ana Isabel Román, Maite Lastra, Elvira Etxebarria, Juan Cardoso y su hijo Álvaro, reyes de la buena cocina en el Tudelilla, un templo gastronómico de Romo; María José Gandarias, junto a su hijo, Luis Intxausti; Álvaro Diaz de Lezana y una apabullante asistencia que, curiosamente, dejó sin palabras a más de uno.