EL de Shakespeare es un nombre mágico. Funciona como un sortilegio. Es pronunciar el nombre del bardo de Stratford-upon-Avon y actores, actrices, magos, músicos y otros profesionales de la interpretación aparecen como convocados por ensalmo.

Volvió a suceder ayer en el Arriaga. El teatro público bilbaino estrenó su producción de la versión en castellano del MacBeth adaptado y dirigido por Alex Gerediaga. La versión euskera ya había sido estrenada, con éxito, días antes.

Entre muchos otros personajes vinculados a los escenarios, asistieron los actores Ramón Barea, Antonio Rupérez, Enriqueta Vega, Irene Bau, María Goiricelaya -reciente candidata a los MAX por Lyceum Club-, Loli Astoreka, Josu Ormaetxe, el polifacético Gorka Garde, el mago Imanol Ituiño o el barítono José Manuel Díaz. También acudió Cristina Lizarraga, cantante de Belako, conocido grupo responsable de la música la obra.

En el atrio del teatro, un automóvil europeo, pero de inequívoca línea norteamericana, modelo años setenta, de color celeste y matrícula negra con los caracteres MC BTH, se convirtió en foco de fotos y selfies. Irresistible la fascinación que genera, incrementada por el cartelito sostenido al lado, en una peana, y que reza No Tocar. Es como el coche de Starsky y Hutch, pero en azul y sin líneas laterales. ¿Quién puede impedir pegarse a esa joya estacionada en el interior de un teatro de hace un siglo?

El vehículo expresa el espíritu de la obra. La lady MacBeth de Alex Gerediaga conspirará en el Arriaga hasta el próximo domingo 17 de febrero. Pero la escenografía no recrea bosques, ni los actores encarnan nobles escoceses apuñalándose en una ciega escalada hacia el poder. El de esta versión es un contexto contemporáneo más propio del cine negro. Lady Macbeth rejuvenece en el Arriaga. No se ven faldas de tartán ni dagas. Ocupan su lugar los abrigos y las pistolas. Pero el destino de los protagonistas es el que señaló el autor hace más de cuatrocientos años. La ambición sin medida y la paranoia a la que conduce siguen siendo pura actualidad.

Acudió al embrujo de William Shakespeare el consejero de Cultura, Bingen Zupiria. Tampoco pudieron resistirse los críticos literarios Pedro Barea y Félix Linares o el veterano periodista radiofónico Javier Reino. Lo mismo que Marta García Maruri, Juanjo Alonso, Ignacia Perugorría, Ana de Vicente, Alfonso Caño, Nerea Casas, Jurdana Garmendia, Arrate Ortiz, Ioritz Benito, Rodrigo Argandoña o Amane Arin.

Mención especial merecen Maialen, Irune, Paule, Kattalin, Oihane, Joanes, Libe y el resto de su clase de la Ikastola Ibaizabal de Durango, con el profe Xabi. Ellos cuentan con bardo propio. En esa ikastola estudió uno de los actores del momento, el premiado Eneko Sagardoy. Y parece que ha cundido el ejemplo. Ayer fueron a ver Macbeth. Quizá pronto interpreten a Shakespeare.