La vecina de Sopela y natural de Getxo Aitziber Aurrekoetxea ha alcanzado cien veces la cima del Jata (599 metros) en un mismo año. Concretamente, la ascensión número 100 la completó el pasado domingo después de encarrilar el reto con suficiente antelación.

Precisamente, la última subida se convirtió en una gran fiesta, con la correspondiente celebración en la cumbre, arropada por sus amigas y amigos, que le han acompañado durante este 2021 en algunas de las etapas de este singular reto. "La última ascensión fue muy emotiva y estuvo llena de risas", resume. Acompañada por una treintena de personas desde la iglesia de Maruri-Jatabe, Aitziber disfrutó como nunca del camino a la cima y de la satisfacción de superarse a sí misma y el hecho de materializar una apuesta personal.

Ya sin la presión de culminar el reto, echa la vista atrás y recuerda esos momentos de zozobra en los que no veía muy claro el horizonte. "Una de mis hijas me dijo en abril, cuando llevaba menos ascensiones de las previstas en un principio, que no lo iba a conseguir. Entonces fue cuando me mentalicé aún más de que iba a lograrlo", rememora. Y así lo hizo, incluso acortando plazos puesto que aunque el reto contemplaba los 365 días del 2021 para poder lograrlo, en septiembre ya le ha dado carpetazo a este desafío personal.

En sus piernas acumula el esfuerzo de los aproximadamente 1.300 kilómetros recorridos por los senderos del monte jatabetarra. Y es que cada etapa suponía afrontar un recorrido de aproximadamente 6,5 kilómetros de ascenso y lo mismo de descenso, lo que hace un total de cerca de 13 kilómetros.

En este sentido, cuando alcanzó por última vez la cima, cumplió su promesa de izar una ikurriña y sus amigas le reconocieron su gesta con una txapela de regalo con la inscripción conmemorativa de su efeméride: 100 Jatas. "Poder izar la ikurriña era algo que había vislumbrado desde que comencé este reto y encima poder disfrutarlo con la gente que me ha apoyado fue increíble", recuerda.

A pesar de haber disfrutado un centenar de veces de las vistas de la comarca de Uribe que ofrece el Jata, Aitziber asegura que no se ha cansado. "Seguiré yendo", indica. Gran aficionada al deporte, especialmente al triatlón, la pandemia borró por completo sus planes deportivos a finales del año pasado, sin embargo, ahora los ha retomado. "Después del reto del Jata no voy a parar. Ahora estoy empezando a entrenar para prepararme para realizar un Medio Ironman", afirma convencida de participar en esta disciplina. En concreto, se trata de competición que se engloba dentro de las series de carreras de triatlón de larga distancia, organizada por la World Triathlon Corporation (WTC) y que tiene una distancia de 1,9 kilómetros de natación, 90 kilómetros de ciclismo y 21,1 kilómetros de carrera a pie.

Sin duda, más madera para sus castigadas piernas, aunque nada detiene a quien disfruta del deporte como ella. "El deporte es lo mejor que me ha pasado, por los valores que aporta, la transformación física que implica, la gente que conoces en torno a él..., te hace sentir mejor persona". En su caso, el camino a la felicidad se escribe nadando, corriendo y pedaleando con el objetivo de estar preparada para afrontar su nuevo reto personal.