ES imposible que al hablar de las fiestas de Astrabudua, Markel Villacorta, Eider Ibáñez, Lucas Fernández y Jon Ander Martín no recuerden risas, piques, alegría, unión… Es lo que siempre sucede en el barrio erandioztarra en torno al 10 de agosto, San Lorenzo. Este año, habrá un vacío de todo ello durante estos días porque, como bien es sabido, el coronavirus está aguando todas las fiestas. En su lugar, las cuadrillas están grabando vídeos con la canción de las celebraciones para evocar ese concurso de play-back que tanto triunfa en el programa habitual. También, la comisión subirá a las redes sociales una grabación con momentos especiales de otros años.

Estos cuatro jóvenes forman parte de la Jai Batzorde y además cada uno tiene su cuadrilla. “Pero luego estamos mucho juntos y en fiestas, durante el día tenemos mucho pique, pero luego por la noche, ya estamos juntos otra vez”, comenta Eider. Y es que claro, en las olimpiadas hay mucha tensión de por medio y ahí no hay amistad que valga…

Los concursos gastronómicos son una de las citas estrella de las celebraciones. “Hay de tortillas, paellas, marmitako… Y también se suele hacer herri bazkaria. Y en los gastronómicos se junta la gente, aunque venga de haber estado de fiesta el día anterior. Y que si uno pone música, que si vas aquí y allí… y hasta años atrás surgió un concurso de reguetón. Se juntan todas las cuadrillas de distintas edades y las cuadrillas de aitas dan mucha vida”, asegura Markel, echando la vista atrás.

Las celebraciones en honor a San Lorenzo suelen empezar fuerte: con la bajada de los grupos. “Es lo que más suele gustar a la gente. Hacemos una bajada desde Las tres cruces, luego recorremos el barrio y llegamos a la plaza Josu Murueta, donde es el txupinazo, que lo da la cuadrilla ganadora de las olimpiadas del año anterior”, repasa Eider. “¡Es muy emocionante cuando das el txupinazo! Yo tuve la suerte de hacerlo, con mi cuadrilla. Son las fiestas de tu barrio y mola”, destaca Markel. Con el desfile están en juego los primeros puntos de las pruebas. Así que ya hay que darlo todo. “Hay muchos piques por ganar y cada uno tiene su motivación: ser la cuadrilla más joven en hacerlo, o porque el próximo año es el aniversario…”, explica Eider. “Pero es un pique sano, hay muy buen rollo entre todos”, aclara Jon Ander. Y es que, en efecto, Astrabudua es un barrio de sinergias y empatías.

El alma festivo

Las cuadrillas, por lo tanto, son la salsa de San Lorenzo. “Ha bajado muchísmo el número, porque hace unos años llegó a haber 40, ahora no llegan a 20. Hubo un año que de repente dio un bajón, había muchas cuadrillas que iban a ser aitas y dejaron de participar”, aseguran estos jóvenes. Pero la veintena de agrupaciones se encargan de elevar el ambiente festivo.

Todo ello, gracias al trabajo de la comisión de fiestas, de la que forman parte estos erandioztarras. Markel, desde hace tres años; Eider y Lucas desde hace uno, y Jon Ander desde este mismo 2020, cuando, precisamente, se hizo un llamamiento porque era necesario contar con más manos para organizar las fiestas. Si no, estas corrían peligro de no celebrarse. Entonces, aún nadie presagiaba que iba a ser el covid el que terminara con ellas. “Vino muchísima gente a apuntarse, así que al final se quedó un grupo de unas veinte personas en la comisión y otro para ayudar en lo que fuera necesario”, apunta Markel. Lástima el devenir de los acontecimientos… Aun así, Astrabudua hará un guiño a sus jaiak, con los vídeos de la canción de fiestas y las demás grabaciones antiguas, con una pequeña kalejira y la misa del propio día 10.