Entre el 4 y el 14 de abril la sociedad vasca se volcó con la Korrika. Durante diez días, miles de personas llevaron en volandas el testigo de esta carrera desde Gares hasta Gasteiz llevando a cabo un itinerario en el que se impulsó el uso del euskera bajo el lema Klika. Esta 21ª edición contó además con un especial ingrediente: Dolores Castaño, vecina de Loiu aunque natural de Galdakao, cogió el pasado miércoles el testigo de la Korrika con nada menos que 96 años. De esta manera, se convirtió en la persona de mayor edad en participar en la iniciativa sociocultural de la presente edición. “Cuando mi hija me propuso coger el testigo no tuve ningún tipo de duda. Es todo un orgullo ver la implicación de vecinos y vecinas de prácticamente todos los municipios del País Vasco”, declaraba una aún emocionada Dolores Castaño.

Su participación en la Korrika no resulta anecdótica únicamente por la edad de la loiuztarra. Dolores no ha tenido la oportunidad que muchas otras personas han tenido de aprender euskera aunque admite que le hubiera encantado poder hablar la lengua vasca: “La gente de mi generación hemos vivido una época muy complicada en lo que al euskera se refiere. Muchos y muchas somos hijos e hijas de gente del resto del estado que tuvo que venir aquí a trabajar y además vivimos una guerra civil y una dictadura. Todo ello, teniendo en cuenta que había que trabajar tanto en casa como fuera complicaba mucho la situación”. No obstante, Dolores se sumó a la causa y decidió participar en la Korrika. “Que yo no haya podido aprender resulta una motivación para poder hacer que otras personas tengan mayores facilidades y puedan disfrutar de un precioso idioma”, destacaba.

Su participación tuvo una gran repercusión entre las personas que durante diez días han seguido la Korrika. La jornada que el jueves vivió el municipio de Loiu resultó uno de los momentos más destacados de la trayectoria del evento, por lo que fueron varias las personas que se pusieron en contacto con Dolores para mostrarle su admiración. “Cuando la gente se enteró de que iba a coger el testigo me llegaron muchas llamadas y mensajes de ánimo. Después cuando me vieron vino un montón de gente a felicitarme y a decirme cosas muy bonitas y estoy muy agradecida. Cuando tienes tantos años es bonito ver que a las personas de tu alrededor e incluso gente que no conoces se molesta en contactar contigo para mostrar su respeto”, declaraba una Dolores aún emocionada.

Otro de los motivos por lo que su participación fue tan especial fue el hecho de recibir el testigo de manos de Josu Andoni Begoña, alcalde de Loiu: “Me hizo mucha ilusión que una persona de su estatus se molestara en compartir conmigo un momento tan especial. Además, soy muy amiga de su ama y cuando conoces a la gente de cerca resulta todavía más especial”, admitía entre risas. Y es que la ocasión merecía la pena. Resulta cuanto menos especial el ver que gente como Dolores, a sus 96 años y sin conocer el euskera, hagan un gran esfuerzo por participar en uno de los eventos vascos más populares. En este caso, su principal motivación resultó ser el tratar de evitar que futuras generaciones cuenten con las dificultades que ella tuvo en su época y por las que no pudo aprender el idioma de su tierra. A buen seguro, la vecina de Loiu reunirá las fuerzas suficientes para volver a ser partícipe de la 22ª edición de la Korrika: “Si la salud me lo permite, me encantaría volver a participar porque son días en los que disfruto mucho viendo a tanta gente”.