Ochenta usuarias de distintos grados y discapacidades físicas, psíquicas y sensoriales viven y conviven en el Centro Residencial Jesús-María de las Madres Mercedarias, ubicado en el tranquilo y bello barrio de Ibarra, en Orozko. El antiguo convento -de 1.500 metros cuadrados de superficie dividido en tres plantas, con dos amplios patios y más de 6.000 m2 de zonas ajardinadas- es su hogar y su refugio, pero también el lugar donde reciben educación y formación a la medida de sus posibilidades, además de cuidado médico, vigilancia continua y, sobre todo, mucho cariño. Son atendidas por un amplio equipo humano y de profesionales de más de 40 personas que cuentan con el apoyo y el acompañamiento de una comunidad de 6 religiosas. La Madre Superiora, Sor Begoña, explica que su labor "hoy en día, es estar presentes" y, en su caso, "ayudar a la Directora del Centro en las tareas administrativas", aunque para las mujeres que allí residen significan mucho más: son parte de su familia.

La actual crisis sanitaria ha modificado los hábitos y costumbres de toda la sociedad, pero hay colectivos especialmente sensibles y vulnerables. En el Centro Residencial Jesús-María lo saben bien. "Están siendo unos meses muy difíciles. Las chicas lo están pasando mal. No pueden salir a la calle y las visitas son de media hora escasa, y únicamente pueden recibir a una persona", indica Sor Begoña. Eso sí, las inevitables medidas de control y seguridad están dando resultado. "No hemos tenido ningún caso de covid-19", y para compensar tantas limitaciones y carencias "se han reforzado los talleres y las actividades de ocio y entretenimiento".

Navidades diferentes

Aún así, hay fechas especialmente sensibles en las que los sentimientos están a flor de piel y las ausencias son más duras. La Navidad está ya muy cerca y una treintena de las residentes, reunidas en la iglesia del Convento, se han prestado a compartir con DEIA sus impresiones y emociones ante la llegada de unos días tan especiales, pero por desgracia sabiendo que van a ser diferentes por la pandemia. "Yo lo que quiero es estar con los míos, porque si estás con los que quieres son muy bonitas", afirmó la valenciana Asunción Panduro, mientras que su compañera Begoña Fraile Esteban, de Barakaldo, expresó su deseo de "poder volar para ir a ver a la familia y volver" y, sobre todo, "que esto del covid se acabe pronto". Zuriñe López López, de Portugalete, tiene claro que "las voy a pasar aquí, con mis amigas, porque esta es mi familia", al igual que Mari Jose Real Martínez que mencionó la buena compañía que reciben "de las monjitas" o Mª Josefa Sevillano Herrera, de Barakaldo, que aseguró "ser feliz con las monjas, por que ellas me criaron" aunque tiene también la suerte de "pasar las navidades en Amurrio" junto a una monitora que trabajó para el Centro Residencial Jesús-María.

Emocionada, Susana Bazalar Diez, de Basauri, afirmó entre sollozos: "quiero que se quite el virus para poder ir a casa", un sentimiento compartido por compañeras como Mari Carmen Fernández González (Etxebarri), Elisa Ganuza Saez (Ermua) o Eva Martín Tapia que espera ir a Barakaldo "a ver a mi hermano y a mis sobrinos, Asier y Unai". Varias fueron también las referencias a los agasajos gastronómicos típicos de estas fechas, "A mí me gustan las navidades porque como turrón y bebo champán", explicó la santanderina Mª Angeles Sánchez González, mientras que la bilbaina Arantza Guinea Baroja siente ilusión "por la alegría de las cenas con espárragos, jamón, turrón y polvorones".

En circunstancias normales, solo una veintena de las residentes "pasaban toda la Navidad aquí, el resto se iban con sus familias un mes, 15 días o las fechas señaladas", indicó Sor Begoña. La pandemia va a hacer que "este año se quede la mayoría en el Centro, y la que se vaya tendrá que entregar al regresar una prueba PCR negativa". Los trabajadores y la comunidad de religiosas pondrán todo su empeño para que sean entrañables. "Las cenas y comidas de los días festivos serán, como siempre, especiales y tendrán sus regalos de Olentzero y Reyes", aseguró Sor Begoña.

"Me gustaría poder volar para ir a ver a mi familia y volver. Mi deseo es que se acabe ya el covid"

Natural de Barakaldo

"Yo soy muy feliz con las monjitas porque ellas me han criado, y en Navidad suelo ir a Amurrio"

Natural de Barakaldo

"La Navidad es alegría y me gustan, sobre todo, las cenas con jamón, espárragos o turrón"

Natural de Valle, Santander

"Quiero que la Navidad llegue cuanto antes, que se quite el virus y pueda ir a mi casa"

Natural de Basauri