El equipo arqueológico de la UPV/EHU, dirigido por Josu Santamarina Otaola, ha retomado la investigación en el frente vasco de la Guerra Civil en el monte San Pedro de Beraza, entre Amurrio y Orduña. Durante gran parte de la contienda fue un escenario bélico hasta que en diciembre de 1936, durante la Batalla de Villarreal, se convirtió en objeto de fuertes combates entre dos visiones ideológicas opuestas. Finalmente, milicianos anarquistas del Batallón Bakunin (CNT), junto a otras fuerzas republicanas, arrebataron la cumbre a los requetés del ejército de Franco. Sin embargo, a finales de mayo de 1937, en plena ofensiva franquista sobre Bizkaia, los modernos medios aéreos y mecanizados alemanes (Legión Cóndor) e italianos (Corpo Truppe Volontarie) destruyeron toda resistencia antifascista. En diez días hubo en torno a 380 muertos del bando republicano y 210 por el rebelde.

Hasta hace cuatro años, en este bello paraje, situado a 700 metros de altitud, los únicos vestigios visibles de aquella cruenta y sangrienta batalla eran las señales circulares de las bombas y granadas de mortero que cayeron sobre la línea defensiva. Pero ahora, ocho décadas después, las campañas de excavaciones realizadas por los arqueólogos de la UPV han sacado a la luz los restos de varias de las estructuras defensivas que fueron bombardeadas y que, con el paso del tiempo, habían quedado ocultas y selladas en el suelo: cuatro búnkeres y más de 100 metros de trincheras y refugios.

Las nuevas prospecciones, que se extenderán hasta el 9 de noviembre, pretenden profundizar aún más en el conocimiento arqueológico de una de las 213 posiciones de guerra que hubo en todo el territorio de Euskadi, pero que "a nivel de subsuelo es una de las mejores conservadas y que se compone de paisaje de trincheras propias de la primera Guerra Mundial y de búnkeres de hormigón característicos de la Segunda", destaca Santamarina.

La vida en las trincheras

Un segundo aspecto en el que se está incidiendo especialmente es "en los procesos humanos de la guerra y su materialidad cotidiana, es decir, todo aquello que habla de la vida en el frente y que permite conocer la historia social de este conflicto". Y en este aspecto, el Monte San Pedro se está convirtiendo en un filón de pruebas ya que en cada una de las excavaciones realizadas en 2016, 2017 y 2018 se han llegado a documentar más de 1.000 piezas arqueológicas que posteriormente son estudiadas de forma individualizada y exhaustiva. En esta nueva edición las expectativas son también prometedoras puesto que "en los días que llevamos de prospecciones, hemos encontrado más de 300 piezas", avanza.

Entre esos hallazgos, depositados en el Museo de Arqueología de Araba, se encuentran los cientos de casquillos localizados en 2016 y 2017 procedentes de países como Estados Unidos, México, Francia, Alemania, Checoslovaquia o Gran Bretaña, lo que evidencia el carácter internacional del conflicto. También hubo hallazgos de carácter civil como monedas y hasta una chapa con valor de 10 céntimos de la Cooperativa de Consumo La Esperanza de Vitoria-Gasteiz, pero el más sorprendente fue, sin duda, los fragmentos de papel de un ejemplar del diario Euzkadi, órgano de prensa de Partido Nacionalista Vasco en la época, correspondiente al 5 de mayo de 1937.

Junto con el proyecto de excavación se va a llevar a cabo la puesta en valor del entorno San Pedro de Beraza, así como su entorno paisajístico, con la creación de un itinerario a pie de aproximadamente 2 kilómetros para que la ciudadanía pueda disfrutar de esta zona.

"Contará con paneles que permitirán a las personas visitantes conocer toda la información obtenida en las diferentes campañas de excavación llevadas a cabo", explica Santamarina. Este año, debido a la crisis sanitaria del covid-19, no se podrán desarrollar como ediciones anteriores las charlas, talleres y visitas guiadas, pero se atenderá a cualquier persona interesada en conocer las excavaciones y que podrán acercarse hasta el Monte San Pedro de forma escalonada y cumpliendo las medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias.

Los trabajos arqueológicos cuentan una vez más con la financiación de los ayuntamientos de Amurrio y Orduña, así como con el apoyo local de la Asociación Etnográfica Aztarna y los concejos de Aloria, Lezama y Uzkiano. Además, cuenta con la colaboración de Gogora, Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos.

Hallazgos

Internacional. Entre los hallazgos se encuentran los cientos de casquillos localizados en 2016 y 2017 procedentes de países como Estados Unidos, México, Francia, Alemania, Checoslovaquia o Gran Bretaña, lo que evidencia el carácterinternacional del conflicto. Se han trasladado el Museo Arqueológico de Araba.