"¡Venga!. ¿Jugamos al bingo a las 18.30 horas?"

Uno de los fijos a la cita de las 18.30 horas es el polifacético Ernesto F. Valerio. "Me apunté el segundo día. Al igual que otros vecinos, busqué cartones de bingo de 90 en Internet, imprimí unos cuantos y me puse a jugar". Y no solo eso. El actor, comunicador y showman ugaotarra puso su ingenio y sus múltiples facetas artísticas al servicio de esta iniciativa para intentar hacer la velada todavía más divertida. "Era la primera semana del estado de alarma y la gente necesitaba distracción para hacer frente a la nueva y extraña situación". Así que, Ernesto abrió el cajón de los complementos que ha ido guardando de los musicales y funciones teatrales en las que ha participado "y comencé a salir al balcón con una peluca diferente cada tarde". Aún habría más sorpresas. "Recordé que yo tenía un juego de bingo. Me lo llevé de casa de mis padres hace unos 7 años, cuando me independicé, y no lo había dado ningún uso". A partir de ese momento, Ernesto pasó a ser el encargado oficial de girar el bombo, sacar las bolas y cantar los números a la vecindad de Torre de Ugao. "Utilizo un micrófono, pero parece que me oyen mejor cuando lo hago a viva voz. E Itsaso repite los números con su megáfono para que se escuche desde los balcones más lejanos", explica. Las sesiones de bingo se alargan hasta las 20.00 horas, momento de los aplausos diarios, "y, normalmente, nos da tiempo a cantar 4 o 5 cartones".

En estas siete semanas de experiencia, a la dinámica del juego se han ido incorporando singulares extras, empezando por su denominación: El Coronabingo. El inicio de la partida diaria es anunciado, unos dos o tres minutos antes, con la sintonía de Paquito el Chocolatero que "pone a todo volumen Sergio desde su casa, con un potente equipo de sonido". A continuación, hace su aparición estelar Ernesto con su peluca "o disfrazado completamente los días del mes múltiplos de 10". Cuando el número de la bola coincide con el de "la cantidad acumulada de jornadas que llevamos de confinamiento, lo celebramos como si fuera una fiesta, con vítores y aplausos". Y si alguno de los participantes hace los años, "tras los aplausos de las 20.00 horas, toda la vecindad canta el Zorionak Zuri".

El Coronabingo de Torre de Ugao se enfrenta ahora a una nueva etapa con el comienzo de las fases de desescalada del confinamiento. "La gente va a poder a salir más a la calle y es posible que vaya bajando mucho el número de participantes. Se irá viendo día a día, pero nuestra intención es, al menos, instaurar la costumbre de jugar los domingos y rebautizar la iniciativa como Dobingo". Sea cual sea su futuro, la realidad es que, de momento, todo han sido buenas sensaciones. "Ha servido para tener una rutina que nos ha obligado a levantarnos del sofá y vestirnos. Nos hemos conocido más y mejor en el vecindario. Y nos hemos reconciliado con los balcones de casa. Yo incluso he cenado en el mío, algo que nunca hasta ahora había hecho", destaca Ernesto.