Con las ferias y mercados de los pueblos como principales puntos para dar salida a sus productos de calidad y cercanía, las restricciones provocadas por la alerta sanitaria generada por el coronavirus han hecho caer en picado las ventas de baserritarras y ganaderos vascos. Lorea Momeñe, como propietaria de la modesta explotación de ganado porcino Urigoitiko Txorizoak, ubicada en Orozko, es fiel ejemplo de la dura situación a la que se enfrenta un sector cuyos integrantes “no somos millonarios, sino que nuestra economía es familiar, de subsistencia y vivimos al día”, asegura.

Hasta hace tres semanas, Momeñe acudía todos los viernes con sus embutidos -chorizo, salchichón, papada y txistorra- al mercado de Amurrio, y los sábados, a Gure Lurreku Merkatua, de Bilbao. También estaba presente en numerosas ferias vizcainas y alavesas organizadas con motivo de fiestas o eventos puntuales. La última en la que pudo montar su puesto fue la dedicada a las mujeres productoras que tuvo lugar el pasado 8 de marzo en Ugao-Miraballes. “Allí, al igual que ocurrió ese mismo fin de semana en Gustoko, ya se notó la asistencia de mucha menos gente, porque había sensación de miedo en las calles y se empezaba a evitar acudir a lugares concurridos”, recuerda. Esa cita, para ella importante de cara a los ingresos de marzo, no cumplió las expectativas iniciales de ventas, aunque lo peor estaba por llegar. “A partir de ese momento, y ante el decreto del estado de alarma, todo fueron cancelaciones. En principio las ferias previstas para marzo y abril, pero ya me están llamando para anular alguna de mayo y me temo que pasará también lo mismo con las de junio”, lamenta. Lo más duro, explica, es “la falta de respuestas, la total incertidumbre que estamos viviendo todos con esta situación, porque nadie sabe realmente cuánto va a durar y en las explotaciones sigue habiendo gastos fijos. En mi caso tengo que alimentar a los cerdos, pagar al obrador, al matadero…”.

Reparto a domicilio

Las perspectivas no son nada halagüeñas pero Lorea Momeñe, al igual que otros baserritarras, no puede permitirse el lujo de cesar la actividad y está buscando alternativas para dar salida a sus productos. “Después de tres semanas de confinamiento, están empezando a surgir iniciativas desde entidades la Asociación de Desarrollo Rural de Gorbeialdea, la promoción que nos hacen algunos Ayuntamientos con los que trabajamos o la plataforma digital BBK Azoka”. El mensaje que lanzan, en todos los casos, es que “seguimos vendiendo nuestros productos y hacemos reparto domiciliario”.

Aun así, la joven de Orozko es consciente de que cambiar los hábitos es difícil, y más en tan poco tiempo. “Nuestra clientela está acostumbrada a encontrarnos a pie de calle, sobre todo en ferias y mercados, y ahora nos tienen que hacer los encargos por Internet o por teléfono”. Dentro de lo que cabe, la difusión por redes sociales está, poco a poco, empezando a funcionar “y en mi entorno, sé que hay gente que se preocupa por localizarme para hacerme alguna compra, y eso se agradece y ayuda”.