A 1.119 metros de altitud, junto a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves de Egiriñao y con la marcha nupcial Mendelssohn sonando de fondo entre las hayas mochas, los dos miembros más veteranos de un grupo de montañeros enamorados del monte Gorbea que llevan 50 años colocando un modesto Nacimiento en su centenaria Cruz se dieron simbólicamente el sí quiero en conmemoración de las Bodas de Oro del acto. Fue a las 10.00 horas del pasado 22 de diciembre "en un día frío y ventoso y ante la presencia de curiosos e invitados al evento", relata Josu Beltrán, uno de los componentes de esa singular y ya tradicional expedición navideña. Impecablemente vestidos, ellos con traje, corbata y sombrero de copa y ellas con elegantes vestidos, asistieron a la ceremonia que ofició el padre Antoninus muy metido en su papel", precisa.

Novios e invitados se mostraron muy serenos y tranquilos a pesar de la resaca de la espectacular despedida de soltero celebrada la noche anterior en el refugio de Egiriñao, una velada montañera que estuvo "amenizada por un disjokey y que se alargó hasta altas horas de la madrugada".

Colocación del belén Tras la ceremonia los contrayentes, los invitados y el pather subieron en procesión hasta la Cruz donde, a las 12 en punto, colocaron el Belén, "celebrando el acto con redoblada alegría y manifestaciones festivas, ya que se trataba del 50 aniversario de la belenista tradición". Y después de instalar el pesebre en el pilar este de la estructura metálica, todo el grupo bajó de nuevo al refugio para recuperar fuerzas con un sabroso menú de boda. Así, de esta divertida y llamativa manera, se volvió a cumplir con la costumbre iniciada en solitario en diciembre de 1970 por Pablo Valencia, relojero navarro afincado en Bilbao y ya fallecido. Cuatro años después, y ante las limitaciones físicas de su edad, decidieron tomar el relevo de la tradición sus amigos y también montañeros Txema Sainz-Ezkerra, Jesus Mari Sainz-Ezkerra y Javi Ezquerra.

Con el paso del tiempo, se fue conformando un grupo casi fijo de alrededor de una docena de apasionados de Gorbea que en cada Navidad reservan una jornada para acudir a la cima y colocar el Belén. El formato del Nacimiento ha experimentado varios cambios a lo largo de los años debido, sobre todo, a daños ocasionados por las inclemencias climatológicas. Pero el infortunio más grave ocurrió en 1983 cuando desapareció arrastrado por las aguas mientras permanecía guardado en la relojería de Pablo Valencía durante las terribles inundaciones de aquel mes de agosto. Tras dos años de transición con un modelo temporal comprado en una tienda de Somera, a lo largo de 1985 "los artesanos del grupo construyeron un pesebre con forma de caserío vasco utilizando chapa galvanizada que la empresa Altos Hornos de Vizcaya fabricaba a partir del mineral de hierro extraído de las entrañas de Gallarta, proporcionándole así la solidez que ha permitido que lo podamos seguir colocando año tras año", explica Beltrán.