La artista visual Cecilia Zabaleta, chilena, pero cuyo apellido delata su ascendencia vasca, ha unido esta semana el país su-damericano con Bermeo y Gernika-Lumo. Con motivo del 85 aniversario del bombardeo de la villa foral, el Museo de la Paz acaba de abrir la exposición temporal BBoleto de ida, en el que la joven chilena realiza un repaso a la trayectoria vital de su propio abuelo, el bermeotarra Antonio Zabaleta, uno de los refugiados que tuvo que salvar su vida a bordo del barco Winnipeg.Mediante la muestra, la chilena nos invita a navegar “por los cauces de una memoria migrante, desterritorializada, y persistente, desde un lenguaje visual y arti?stico que fomenta la conexión con conceptos tales como: migración, desarraigo, búsqueda, solidaridad, resiliencia, el valor de la vida, y el anhelo irrenunciable de la paz, tanto en el pasado como en el presente”. “Lo que he hecho, lo he hecho por reconocer la situación que tuvo que pasar mi abuelo, huyendo de la guerra hasta que alcanzó lugar seguro”.

El bombardeo de Gernika y la represión durante la Guerra Civil es fundamental en una exposición en la que el centro expositivo gernikarra busca hacer reflexionar sobre todas las migraciones forzosas, “las de antes y las de ahora también”. Porque “en una época fuimos emigrantes que huían de una guerra atroz”, recuerdan. Es entonces cuando la figura de Antonio Zabaleta -que se puede vislumbrar en imágenes rescatadas- adquiere protagonismo. “De joven no dudó en desplazarse hasta Gernika para ayudar en el rescate de cuerpos tras el bombardeo”, relata su nieta. “Le tocó recoger los cadáveres de muchos niños y le costaba hablar de aquellos años”. El silencio ante la barbarie o, en el peor de los casos, el terror nocturno. “Nunca más consiguió dormir bien; se despertaba sobresaltado, gritando en euskera, por lo que nadie sabíamos lo que decía”, relata la joven chilena. La muestra se vale expresivamente “de un lenguaje claro y sugerente basado en la ilustración, el collage, y creaciones en acrílico, e interlineado con epígrafes, fragmentos documentales y fotografías”, afirman desde el Museo de la Paz.

Un barco salvador

Considerada una de las mayores hazañas humanitarias impulsada por el poeta chileno Pablo Neruda, fue la organización del viaje del barco Winnipeg con más de 2.200 refugiados españoles perseguidos por el franquismo al finalizar la Guerra Civil. Esta travesía se inició en el puerto de Trompeloup, en Francia, para atracar un 3 de septiembre de 1939 en Valparaíso, en la costa pacífica de Chile, país que los acogería con solidaridad, y donde la mayoría de los desplazados construiría una nueva vida. Entre todo ellos estaba Antonio Zabaleta. Su historia es un “microrrelato” entre las miles que ha podido rescatar, “Siempre decía que en momento más feliz de su vida fue cuando se sintió seguro y a salvo sobre el barco”, alude su nieta.

“También incluye otras historias, experiencias de otros supervivientes de las travesías humanas que todavía hoy se ven también obligados a emigrar para huir del horror”. Así es en un apartado de la muestra en la que Salvamento Marítimo Humanitario da a conocer la labor que ejerce en el barco Aita Mari en el mar Mediterráneo. Historia y actualidad, en suma, de algo tan triste pero habitual como verse obligado a abandonar un país en guerra para encontrar cobijo en lugar seguro.

“La muestra incluye historias de otros supervivientes de las travesías humanas”

Artista visual