Hay situaciones de emergencia ante los que pocos colectivos dan un paso adelante. Es el caso de la Cruz Roja, cuya base en Bermeo sigue a pleno rendimiento pese a los largos años que llevan apostando por prestar su desinteresada ayuda. Fue en plena década de los 70 cuando el colectivo se asentó en la localidad de Bermeo, siendo uno de las tres bases marítimas de la entidad -junto a la de Arriluze, en Getxo y la de Ondarroa- en Bizkaia. Y, desde hace dos años, los voluntarios bermeotarras han visto incrementar su actividad a causa de la crisis sanitaria, social y económica del coronavirus. DEIA desea premiar a las muchas generaciones que han prestado su tiempo libre en Cruz Roja Bermeo.Su responsable, Josu Perón, asegura que “trabajamos las 24 horas del día en todo tipo de emergencias”, enfocadas sobre todo a las marítimas. Las hay de muchos tipos: “remolcar embarcaciones averiadas, troncos a la deriva que pueden dificultar la navegación, rescates de personas, salidas al mar para salvamento...”, señala. Equipados de diversas embarcaciones, la Cruz Roja de Bermeo se hace a la mar también en otras ocasiones, como por ejemplo la Madalena. Y también tienen labor en cuanto a la tarea “más social”, un sinfín de planes que buscan “ayudar a aquellos que lo necesiten”. “Tenemos un montón de actividades más, aparte de las marítimas. Conformamos un equipo de trabajo de 30 personas”, indican. “Pero si fuéramos 50 podríamos abarcar más actividades”. En todo caso, la entidad abre las puertas a todo aquel que desee colaborar.

La Fundación Lurgaia también tira de voluntariado para su actividad, en este caso en favor del medio ambiente. Y es que el colectivo tira de ellos para realizar sus jornadas de plantación o de erradicación de especies invasoras. Y mantiene abierto un ilusionante proyecto para ubicar en Undabaso, Muxika, el mayor robledal de Bizkaia, modificando los bosques de pino con especies autóctonas. Recientemente ha abierto una campaña de donaciones que se ha saldado con éxito. Llevan desarrollando su labor desde 2008, si bien se trata de una iniciativa con vistas a un futuro. Y que podrán disfrutarlo las nuevas generaciones. “Ellas serán quienes disfrutarán de este futuro bosque”, inciden. Entidad privada sin ánimo de lucro, su fin es “favorecer la conservación de la biodiversidad y la gestión del patrimonio natural: especies, hábitats, procesos ecológicos asociados y paisaje”. Y tienen su herramienta clave en la custodia del territorio.

“Una entidad de custodia, en este caso la Fundación Lurgaia Fundazioa, que representa a la sociedad civil, adquiere los terrenos a través de donación voluntaria, compra-venta o mediante convenios de cesión con sus propietarios (tanto públicos como privados), quienes mantienen la titularidad pero garantizan un uso sostenible del suelo: conservación y/o recuperación de sus valores naturales, culturales y paisajísticos”. Trabajar con esta herramienta les ha permitido gestionar ya alrededor de 450 hectáreas, tanto en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai como en otras áreas de Bizkaia. E ir dando pasos en favor de la biodiversidad de los bosques.