Busturia - Vivir al lado de las marismas, en el barrio de San Cristóbal de Busturia, ha podido haber empujado a Luis Silva a acercase a la naturaleza y poder mirarla con sus propios ojos. Pero nacer a escasos metros de uno de los ecosistemas más importantes de Urdaibai no convierte a nadie en naturalista y fotógrafo, dos pasiones en la que confluye la vida de Silva. Fruto de las miles de horas que este busturitarra ha metido plasmando con su cámara a los pájaros de la Reserva de la Biosfera es la exposición abierta recientemente en Ekoetxea Urdaibai, un conjunto de 42 imágenes que estará visitable hasta el próximo 14 de julio.

“Llevo más de 20 años acudiendo a diferentes hábitats de Urdaibai, primero con un grupo de amigos y después ya en modo más personal”, relata el propio Silva, que también capta con su cámara paisajes y otras especies animales en diferentes de una Urdaibai que se conoce como la palma de su mano. “Comencé con unos prismáticos, por el simple placer de ver a las aves. Y un libro con el que identificar a cada especie, para después ir pasando a mayores, como grabar en vídeo, para captar aquellas especies que no son fáciles de avistar”, remarca el naturalista de Busturia, que también colabora asiduamente con una referencia ornitológica de la zona como Urdaibai Bird Center. De ahí a la fotografía tan solo hay un paso. Y el del busturitarra se dio de una forma natural.

“A día de hoy es una afición a la que le meto muchas horas”, refleja sobre su actividad, que no solo se centra en disparar la fotografía en el momento adecuado, si no de “haberte pateado previamente el ecosistema en el que te mueves, tener conocimientos sobre las aves y sobre cómo van a actuar, preparar la imagen a conciencia, controlar los ángulos y, sobre todo, tener mucha paciencia”. No en vano, se pasa horas escondido de la mirada de las aves para apenas tener una ocasión de segundos en los que inmortalizar la variada sucesión de especies que habitan o pasan por Urdaibai. “Captar el momento no es cuestión de suerte, aunque alguna vez pueda darse, si no de haber hecho mucho trabajo de preparación”, remata.

Madrugones, mareas que son más propicias para unas especies u otras, localizaciones que Silva conoce a la perfección, seguimientos, conocimiento del río Mape en el que puede fotografiar un martín pescador, traslados a Mundaka y Bermeo donde poder fotografiar limícolas y gaviotas... De hecho, asegura que incluso ha llegado a pasar una semana exclusivamente dedicado a realizar un seguimiento a una especie en concreto -el siempre huidizo rascón- hasta haber podido retratarla. “Si las condiciones son buenas, suelo ir con un hide”, afirma, un escondite en forma de iglú de colores militares para camuflarse en la naturaleza, en el que Silva se atrinchera durante largas horas y desde el que capta “a las aves que son desconfiadas y al menor movimiento que notan, huyen. He llegado a estar seis horas y no he conseguido nada. Pero la cuestión está en mantener la calma”, certifica un fotógrafo en cuyo ordenador se acumulan millares de imágenes. “Entre 5.000 y 7.000”, según cifra. Estos últimos meses, sin embargo, no han sido muy propicios. “No ha habido muchas aves invernantes”.

La muestra de Ekoetxea Urdaibai del busturitarra, en la que también muestra varios paisajes de Urdaibai, permanecerá abierta hasta el 14 de julio. Anteriormente, Silva también ha mostrado su trabajo en otros emplazamientos de Busturialdea. “La verdad es que me gusta poder dar a conocer lo que hago, pero sobre todo, trato de concienciar a la gente de la comarca del tesoro ornitológico que tenemos a solo unos pasos de casa. Intentar, de alguna forma, abrir los ojos para que valoren lo que hay en Urdaibai”, agrega. Esa es la recompensa que mueve a un naturalista que busca mostrar aquello que capta en la naturaleza más cercana.