A lo mejor sus 112 páginas no sirvan para relatar las miles de vivencias que sus participantes han acumulado durante los 50 años de trayectoria que Irrintzi Alai festejó el pasado año haciendo lo que mejor saber hacer: bailar. Pero, al menos, el grupo ha canalizado la memoria de una asociación fundamental en la vida sociocultural del municipio y la conservación de su floclore. Tras un largo año de trabajo, el colectivo ha publicado un libro en el que a través de 12 capítulos e innumerables imágenes, guarda su historia para mostrarla a Busturia.

“La idea surgió cuando pusimos en marcha los actos del 50 aniversario, a finales de 2017”, relatan desde Irrintzi Alai. El trabajo a realizar “para rescatar la historia del grupo”, no obstante, era ingente. A ello se pusieron Itsasne Bilbao y Joseba Agirreazkuenaga, con la colaboración de muchos otros como Xabier Isusi y Ricardo Ugalde. Y otros muchos busturitarras que legaron las fotografías que ilustran el libro Busturiko Irrintzi Alai Dantza Taldea, 50 urte 81968-2018) o que prestaron sus testimonios para ir escribiendo paso a paso su medio siglo de trayectoria, junto a una abundante bibliografía. “De alguna forma, también es un homenaje a los vecinos y vecinas que han sido parte de Irrintzi Alai”, concluyeron.

En las páginas de la publicación -disponible en el Ayuntamiento y la biblioteca- se desvelan datos esenciales para conocer por qué Busturia es un pueblo que baila desde su aurresku, soka dantza y las más recientemente recuperadas erregelak, o desde el surgimiento de Goizeko Izarra en 1952 en Altamira de la mano de Antonio Iragorri Arzanegi Zapaterutxue, que fue el grupo precursor de lo que hoy en día es Irrintzi Alai. Fundado en 1968 en una época de plena efervescencia del baile tradicional en Busturialdea -en el que también surgieron grupos en Mundaka, o Forua-, el colectivo busturitarra dio sus primeros pasos con los hermanos Rosa Mari y Rafael Hormaetxe como profesores y un buen número de jóvenes que se sumaron a los ensayos.

Tiempos de dictadura en los que no era fácil llevar adelante un grupo de dantza, la publicación recorre las primeras citas a las que acudieron los busturitarras, así como su activa presencia en las fiestas de los cinco barrios que componen Busturia o los bailes que fueron aprendiendo. Lo hace, además, aportando muchos de los nombres, con nombres y apellidos, de las personas que resultaron fundamentales para que Irrintzi Alai alzara el vuelo. Tanto de quienes elaboraban los trajes como de los músicos que acompañaron a los dantzaris. De hecho, estos últimos tienen un capítulo específico en el libro.

Caído el telón del franquismo, los nuevos tiempos ofrecieron un nuevo impulso a Irrintzi Alai. Las generaciones de jóvenes, además, seguían integrándose en un colectivo que de 1979 a 1989 tuvo como referentes a Doroteo Zobaran y Agurtzane Madariaga. Tiempos de bonanza en cuanto a dantzaris, aunque las mujeres siempre han sido mayoría -que estaban al cargo de María Jesús Irujo Txusa, lo cierto es que la década de los noventa no fue tan propicia para los chicos, cuyo zortziko se perdió hasta que Iker Bilbao e Iñigo Agirre lograron recuperarlo. La llegada del nuevo milenio no hizo mermar la presencia del grupo busturitarra, si bien principalmente se nutrió de dantzaris que empezaron desde bien pequeños.

Con una buena salud, Irrintzi Alai vivió un pletórico 2018 con su 50 aniversario. El libro así lo recoge, señalando asimismo cómo pese a que los tiempos cambian, la agrupación ha sabido mantenerse en el tiempo. E incluso ir incorporando nuevos bailes al repertorio, de una agrupación a la que le quedan muchas páginas por escribir en el futuro.