El primer capítulo: Enkarterri
DEIA comienza a escribir el miércoles en Galdames la edición 2024 de los Laboral Kutxa Hemendik Sariak, los reconocimientos a personas, asociaciones y entidades que engrandecen con su labor las comarcas de Bizkaia
En un lugar de Enkarterri de cuyo nombre sí queremos acordarnos... El miércoles Galdames abre, a las 19.00 horas en la iglesia de San Pedro, el libro de la temporada de entrega de los Laboral Kutxa DEIA Hemendik Sariak, que cumplen ya su XVII edición reconociendo a personas, entidades y asociaciones que escriben la historia de y fortalecen los vínculos en sus respectivas localidades.
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Sirviéndose de la literatura lo hace desde 2017 el club de lectura Llangón, así bautizado “en honor a un pequeño monte cercano a Montellano”, perteneciente al municipio anfitrión de la gala de este año, explica Miren Murugarren en representación de las “diez personas con un rango de edad de entre 40 y 80 años que se reúnen cada mes o mes y medio “en el bar del barrio”. Allí “nos reservan una mesa” para los constructivos debates en torno a las obras seleccionadas.
La bestia, de Carmen Mola, protagonizará el próximo de acuerdo con el mecanismo de “selección rotativa” entre los integrantes del grupo. “Cada cual aporta sus preferencias”, de manera que “en más de una ocasión el libro elegido nos ha sorprendido”. Al repartir el nuevo título ya fijan la fecha de la reunión, “normalmente en domingo”, para facilitar la conciliación laboral. Rompen el hielo “con la opiniones individuales”, desmenuzan “la trama, los personajes, las descripciones, lo que nos haya llamado la atención o lo que más o menos nos ha gustado”, lo que da pie a “otras muchas conversaciones con referencias a otros libros ya leídos, a la vida, a sucesos vividos...” Una sola obra “nos puede transportar a distintos temas de conversación, en función del tema central”.
En una sociedad hiperconectada les enamoran “las características propias del libro en papel: el peso, el gesto del cuerpo en la lectura, al pasar las páginas...”. Y ese formato “nos permite entablar otro tipo de relación, ya que mantenemos contacto estrecho con la biblioteca de Muskiz, ellos y ellas se encargan de tramitar el préstamo interbibliotecario para poder tener el número de ejemplares que necesitamos”. Un proceso que “amplía el círculo”. Esta pasada primavera compartieron charla con la autora de varios libros analizados, Toti Martínez de Lezea. Repetir esta enriquecedora experiencia “nos queda pendiente”, se proponen, aprovechando para invitar a cualquier persona interesada a unirse al club.
En Turtziozko Eskola inculcan la pasión por la lectura desde edades tempranas. El centro educativo está inmerso desde hace unos meses en las actividades para conmemorar su 75 aniversario. Entre mayo y junio acogió una exposición fotográfica que ha pasado durante todo el verano a la kultur etxea. “Clasificamos por décadas el material gráfico facilitado por las familias”, indica el director, Roberto Canales. Además, ultiman un documental en el que “nuestros niños y niñas entrevistarán a personas que han acudido a la escuela en este tiempo”.
Actualmente, allí estudian 15 escolares en Infantil y 22 en Primaria, repartidos por ciclos en dos grupos. El equipo docente, compuesto por nueve personas, defiende que “la diversidad de edades es un tesoro a preservar” en una metodología estructurada por ámbitos: “matemático-científico y, por otro lado, el de lenguas, siempre respetando los ritmos de cada uno y primando su bienestar emocional”. Así, “en pocos años” Turtzioz “ha pasado de ser un destino al que maestros y maestras venían por obligación” por la distancia “a tener compañeros que cogen vacantes porque creen en el proyecto”.
Familias y otros agentes de la localidad interactúan en el día a día en la escuela, con un trato “muy directo, que vivimos como algo natural”. Por ejemplo, “aprovechamos los conocimientos” del investigador y exalcalde Jesús Mari Palacio, Hemendik Saria en 2015, “con el que colaboramos en varias actividades”.
Todas las que se organizan dentro y fuera de las aulas contribuyen a unir al municipio. El mismo espíritu del coro El Perenal. Nacido hace casi diez años, toma su nombre “de un pequeño regato que baja por un lado de Lanestosa”, desvela Ramón Crespo, a sus 78 años, el más veterano del grupo. Desde los inicios Celia Baños Olabarri lleva la batuta con 16 personas, la más joven, de 40 años, a las que “ocasionalmente se unen desde otros coros”.
Ensayan “los sábados entre las 17.30 y las 19.30 horas en un local de las antiguas escuelas cedido por el Ayuntamiento” para empastar sus voces en un repertorio integrado por “folcklore tradicional, habaneras y boleros mayoritariamente en castellano, aunque hay algo en euskera; de hecho vamos a meternos con Goizian argi hastian” e incluso han realizado alguna incursión en el italiano, con “Santa Lucía, Bella ciao, Va pensiero...” en las actuaciones que han llevado a cabo en Ramales, Villarcayo, Lezama y Kirikiño (Bilbao), entre otros escenarios. También marcan en el calendario Santa Águeda, los cantos locales de las Marzas y las Pascuas, Navidad, el aniversario de la concesión del estatus de villa a Lanestosa en junio y sus encuentros musicales en el mes de julio. “Ganas y entusiasmo bastan para enrolarse en un coro”, mientras que el tono musical “se puede ir adquiriendo”. Pero, por encima de todo, persiguen “sentir, transmitir la emoción de melodías y letras y divertirnos”.
Una torre del siglo XVII
Las celebraciones que acoge el palacio Horkasitas de Artzentales, aún en temporada alta de bodas, no se entienden sin música. Desde la antigua torre de vigilancia “del siglo XVII podemos divisar Araba, Burgos y Cantabria; data de 1662 y fue erigida por el marqués de Horcasitas, recaudador de la aduana de Balmaseda”, donde se alza otro conocido palacio de su propiedad. A su residencia de Artzentales se dirigía para descansar en un entorno más tranquilo, ilustran sus propietarios desde hace dos años.
Protegido “por su alto valor cultural”, el inmueble funciona como alojamiento rural desde 2018 tras una reforma que se prolongó a lo largo de una década. Dispone de “ocho habitaciones, nueve cuartos de baño, amplio salón, área acristalada exterior y carpa beduina de 320 metros cuadrados en la zona ajardinada de una hectárea rodeada de robles centenarios” para albergar eventos. El palacio se alquila entero y en las bodas existe la opción de quedarse con el edificio y el jardín o “únicamente la finca”, cuyas vistas “maravillan a los invitados”.
Últimamente hospedan a un número creciente de turistas “procedentes del sur que huyen del calor y extranjeros, de Francia e Inglaterra”. La pandemia ha marcado un punto de inflexión “desde luego, porque la gente busca pasar unos días en la naturaleza desconectando del ritmo frenético de la ciudad”.
Enlaces, bautizos, comuniones y otras ocasiones se convierten en un escaparate del comercio de Enkarterri. En concreto, la Asociación de Comerciantes de Güeñes aglutina a “56 establecimientos, entre “moda y complementos, alimentación, hogar, electrodomésticos y papelería, salud y belleza y hostelería”, enumera su presidenta, Covadonga Mendieta. La mayoría se concentran en el núcleo urbano de Sodupe. Hasta hace unos años se trataba, sobre todo “de comercios familiares”, pero cada vez cuesta más encarrilar el relevo generacional”. Además, “la mayoría de los locales se resisten a la digitalización y esto unido a la falta de innovación favorece una desconexión de la juventud y su mayor uso de la tecnología”.
En esta tesitura el valor añadido del comercio local reside en “una atención personalizada, cercana, ya que normalmente conocemos a todos los clientes por su nombre y transmitimos confianza” hasta el punto de que a menudo se anticipan a sus necesidades. Para mantener ese vínculo impulsan actividades como un concurso de dibujo y sorteo de vales por valor de 3.000 euros en total, entre otras, sin olvidar el apoyo a las que acoge Güeñes. Como el Harley Eguna, distinguido con un Hemendik Saria en 2014, que rodará por Sodupe el primer fin de semana de octubre.
Deporte con valores
En Balmaseda un cumpleaños se perfila como uno de los acontecimientos del recién estrenado curso. Jugadores y jugadoras ya lucieron ayer en sus camisetas el logotipo elaborado por el diseñador de producto y creativo de la villa Iván Fernández, de ipuntoefedesign, que preside lo relacionado con el cuarenta aniversario de Balmaseda Saskibaloi Taldea. Y es que las conmemoraciones arrancaron “con la reunión de todos los equipos en el polideportivo Errotarena que se extenderá al fin de semana completo”, adelantaba el presidente, Pablo Delgado. Habrá más: actos que “aunarán lo deportivo y lo social hasta junio de 2025 con algunas sorpresas...”.
“Jesús Suso y Juan Carlos Romaña” sentaron las bases del proyecto “sabiendo quiénes somos, siguiendo un camino y poniendo ilusión a raudales en lo que se hacemos, una fórmula que aprendimos también de Alberto Barcenilla, tristemente fallecido, el presidente que dirigió un cambio en el club que se tradujo en un significativo salto cuantitativo y cualitativo”.
Empezaron a encestar “un equipo masculino y otro femenino” que hoy suman “en todas las categorías ocho masculinos y doce femeninos: desde premini escolar hasta senior federada, junto con la eskola de iniciación para los más txikis”.
“Más de 150 jugadoras supone un orgullo y nos alegramos de que los niños y niñas cada vez se apunten antes a baloncesto, a partir de los 5 años”, reflexiona el presidente. En la parte negativa de la balanza, que al entrar en la adolescencia “en torno a los 16 y 18 años las licencias bajan”. En cualquier caso, “elijan el camino que elijan, en el club siempre anteponemos su futuro académico y facilitamos la posibilidad de compatibilizar ambas facetas”. Ayuda con ese objetivo una veintena de entrenadores, naturales de Balmaseda y alrededores que en un amplísimo porcentaje “han militado en todas las categorías como jugadores”. Por todo ello, “los fundadores han de sentirse alegres de la evolución de lo que levantaron con menos facilidades que ahora y que nos une como una familia”.
El deporte constituye el vehículo para “socializar y aprender valores”, al igual que en la Sociedad Ciclista de Karrantza, donde “intentamos instruir tanto en la faceta técnica, enseñando el manejo de la bicicleta, como en la humana, tratando de fomentar compañerismo, sacrificio, amistad y el disfrute de la bicicleta”, expone el presidente, Xabier Arbeloa.
Nacida en 1982, “agrupa a 22 niños de la Escuela de ciclismo desde los 7 hasta los 14 años”. En cadetes ascienden “a una agrupación integrada por las sociedades de Balmaseda, Karrantza, Sodupe y Zalla”. Más adelante pueden proseguir al equipo de sub-23 Perseus Cicling Team, gestionado por la Sociedad Ciclista Zalla”.
En Karrantza organizan cinco pruebas ciclistas al año, “generalmente una de Escuelas de carretera, una de cadetes dentro del torneo euskaldun, otra de juveniles del calendario nacional y copa Bizkaia y dos carreras de ciclocross, una de la categoría de escuelas valedera para la Txikikopa y la más relevante: el Ciclocross Internacional UCI-2 valedero para la Copa de España, con 31 ediciones a sus espaldas y más de 600 competidores desde cadetes a élites y masters, así como representación internacional”.
Enkarterri “ha alumbrado campeones ciclistas por su esfuerzo y tesón”. Antonio Ferraz, fallecido en junio a los 94 años, recogió su Hemendik Saria en 2013 por una carrera plagada de triunfos, como dos campeonatos estatales en 1956 y 1957. Lo hizo en Galdames, donde echó raíces familiares. Con los premios de vuelta allí, el miércoles le recordarán con afecto.