N momentos tan dramáticos ha aflorado la solidaridad en Enkarterri para asistir a las personas más vulnerables. El vicepresidente de la Cruz Roja comarcal, José Luis López-Campos, se queda "con lo positivo" de la emergencia sanitaria y es que "nunca habíamos desplegado un plan así, con más de setenta voluntarios volcados para que el centro de logística en emergencias de Güeñes pudiera permanecer abierto ininterrumpidamente durante más de un mes" en una movilización "sin precedentes" con el objetivo de asistir en el confinamiento a la ciudadanía encartada que lo necesitara. Mientras conducía para asistir a la gala de entrega de los XIII Laboral Kutxa DEIA Hemendik sariak, un mes antes del nuevo estado de alarma y las restricciones a la movilidad decretadas desde el Gobierno vasco, los datos que José Luis escuchaba por la radio ya no eran nada alentadores con respecto a los meses de otoño e invierno si no se lograba cortar a tiempo la cadena de contagios. Por ello, la Cruz Roja de Enkarterri se puso a trabajar ya desde la desescalada en previsión de una segunda ola.

A principios de marzo "empezamos a ver que teníamos que activar todas las alarmas", rememora Nair Luis de la Mata, técnico de intervención social de Cruz Roja Enkarterri. Comenzaron "con los servicios preventivos", desplazándose "a pruebas deportivas con mucho público" y a mantener reuniones con ayuntamientos y la Mancomunidad "pensando cómo íbamos a afrontar todo esto sin saber muy bien lo que nos venía encima".

Inmediatamente se desató un movimiento de vecinos que pedían unirse como voluntarios. Muchas personas del equipo habitual continuaron al pie del cañón, pero otras no pudieron al superar los 75 años que implican la consideración de colectivo de riesgo. Otras personas voluntarias tampoco pudieron colaborar, por sufrir patologías o vivir con personas mayores, pero se ha sumado "gente nueva de la comarca que se ha acercado a nosotros a través de la red Bizkaia Gara y de tocar la puerta de nuestra oficina y con otras, aunque hemos hablado, no hemos podido incorporarlas ante la imposibilidad de reunirnos demasiadas personas debido a las circunstancias: entendieron que si les necesitábamos les íbamos a llamar, pero entonces no se podía".

Acercaron alimentos a personas en situación de vulnerabilidad, "no solo los habituales de Cruz Roja, sino que también nos dirigimos a otros ayuntamientos u hogares de jubilados que colaboraban habitualmente con nosotros, pero ahora son colectivo de riesgo". Se han implicado "tanto en repartos presenciales cuando era posible como a domicilio de alimentación, pañales o potitos". Y Cruz Roja atiende a otras 44 personas solas "que carecen de una red familiar cercana". En total llevaron "69 veces alimentos a domicilio y 52 veces medicación; por teléfono nos decían lo que necesitaban, lo comprábamos y se lo entregábamos" con palabras de ánimo.