COSTUMBRADOS a recorrer el centro histórico del tranquilo municipio de Lanestosa, para las 25 personas -ocho mujeres y 17 hombres- con discapacidad intelectual y edades comprendidas entre los 40 y los 71 años que viven en la residencia Isasti Gorabide, el anuncio del confinamiento en marzo supuso un shock. "Hemos encontrado un entorno amable y acogedor que, además, por la configuración de su trama urbana, posibilita que puedan recorrer las calles de forma segura y cómoda", explica el coordinador del centro, Fernando Martínez. Así se han forjado relaciones interpersonales que extrañaron en los meses de encierro: "con Paco, el dueño de la abacería El Arca de Noé, con Julián el farmacéutico, con los bares Rosi, La Pampa, El Albergue, El fogón€ y con gente de la villa, como Juancho, Paco, Daniel, Nieves, Laura, Fernando, Jose, Rosi, Pedro, Julián€". A su vez, "la residencia ha permitido ampliar los marcos de convivencia de la villa, acercando la realidad de la discapacidad intelectual a sus casas, sus bares y sus calles". Un acercamiento con "el que todos crecemos como personas".

La residencia dispone de una estructura de actividades, "en las que un eje importante lo constituye la decisión de las propias personas usuarias, tanto en las propias actividades que se organizan como en aspectos organizativos de la vida en el centro". Desde 2017, colaboran con Aemet para la observación meteorológica, y toman mediciones diarias de temperatura y precipitaciones en una estación de observación termo-pluviométrica instalada en el jardín, labor reconocidas el año pasado con un diploma de la Agencia Estatal de Meteorología. Antes del estado de alarma se ofrecieron visitas didácticas para colegios. También se implican en la preparación de las fiestas de Lanestosa, decorando las varas de los danzantes del Día de Las Nieves o ayudando al sacerdote en las misas.

Con las rutinas impuestas por la pandemia "han sabido adaptarse y han colaborado activamente con su actitud a que en la residencia y en el entorno no se hayan producido casos de infección, han sabido sacrificar momentos de ocio y adoptar nuevos hábitos más exigentes de higiene y prevención". "Nos han sorprendido enormemente y muy positivamente con la actitud general que han tenido. Nos lo han puesto mucho más fácil de lo esperado, y han tenido una capacidad de resiliencia que nos ha impresionado, están dando un ejemplo", alaban. "Añoraba estar con mi aita", evoca Montse González, una de las usuarias, que también confiesa lo mucho que "echábamos de menos los paseos" por Lanestosa.