ON vida en los municipios. Son luz y son alegría. Son ocio y son función. Son cercanía y pertenencia. Son necesidad. La hostelería y el comercio de una localidad como Derio son piezas indispensables en el día a día. Parecen hipérboles, pero esta dichosa situación lo ha demostrado. Los vecinos, realmente, han sido sabedores de ello desde el principio de todo este drama sanitario y económico, como así lo destacan Mari Mar Mellado y Mari Jose Eduardo. "Desde el primer momento, el pueblo se volcó con nosotros; su respuesta es de agradecer", enfatizan. Derio, en estas circunstancias también, se ha portado.

En la cuarentena, los servicios indispensables ofrecieron todo lo necesario a los derioztarras. Fueron esa cara amiga, ese hombro en el que apoyarse, esa brizna de normalidad dentro de un contexto más que enrarecido. Era extraño y hasta daba miedo. Muchos comercios, servicios y todos los bares y restaurantes tuvieron que mantener la persiana bajada, para cuidar de todos, con lo que ello implicó. "Ha sido muy duro", reconocen las representantes de todo el sector, unido, remando en la misma dirección. No hay paliativos en la descripción. Estos profesionales sufrieron y sufren. Viven en el alambre aún hoy en día, y en especial, la hostelería. Mirando siempre a ver qué restricciones le pueden caer, en qué condiciones va a tener que sobrevivir. "Estamos en una situación complicada", coinciden en lamentar Mellado y Eduardo.

Y las fuerzas se resienten, aunque no se agotan, porque hay que continuar adelante. "Seguimos peleando, es muy difícil y estamos cansados porque estamos luchando mucho", admiten estás mujeres, poniendo voz a las numerosas personas que en la localidad viven de esta profesión, las que son parte de un sector que es identidad de un municipio como Derio. "Nuestro tipo de consumo no solo se basa en la calidad del servicio que ofrecemos, sino que también damos vital importancia a tener un trato cercano con nuestra clientela para crear una red y, al fin y al cabo, una comunidad", ha señalado Mellado, que es presidenta de la asociación Deriocom, en más de una ocasión.

Estos profesionales saben bien lo que es la batalla. El comercio y la hostelería tienen esos genes y siempre han estado ahí, reinventándose, pensando en sus vecinos, buscando fidelidad, premiando su cariño, siendo lugares de confianza, ofreciendo más que un servicio. "Que la gente no deje de ir a sus bares y comercios", desean Mellado y Eduardo. Seguro que los derioztarras continúan a su lado. Porque aunque cueste, toca pensar en que todo irá a mejor. El pueblo necesita a sus tiendas y a sus bares. Y las tiendas y los bares necesitan a su pueblo.