ESDE la primera hasta la última mascarilla que se ha cosido en Etxebarri, seguramente haya sido posible gracias a la labor desinteresada y heroica de las personas voluntarias de Bordados Matilde y la Asociación Ikaskuntza. Estas han sido las dos entidades que han logrado coser y repartir unas 8.000 mascarillas, algo que ha sido posible gracias a miles de horas de trabajo, a noches en vela tejiendo y preparando los diferentes pedidos que tenían, sobre todo, durante los días en los que las mascarillas escaseaban y eran vitales para cientos y cientos de personas que miraban al virus desde la primera fila, jugándose el tipo por ayudar a los demás.

En el caso de Bordados Matilde, fue la propia Matilde Tamaño la que comenzó ese camino hacia las 8.000 mascarillas. "Trabajo en la tienda El Punto Bobo y además enseño a coser, por lo que una vecina mía me pidió que por favor le hiciera una porque la necesitaba para su trabajo", cuenta. Entonces, fue su propia jefa la que, "al verlo en Facebook me animó a hacer más, y ella donaba el material". Poco a poco, recuerda, "la gente me fue pidiendo más mascarillas y entonces varias personas comenzaron a ayudarme". Además, desde el Ayuntamiento "también se nos ofreció ayuda y entonces empezó ya a ser un trabajo de todos los días". Según explica Matilde, "la idea era colaborar sobre todo para las personas de riesgo o que se exponían al virus, como en ambulatorios, supermercados, ancianos, etc.". Llegaron a estar colaborando unas doce personas y un par de chicos que también "nos ayudaban con el reparto". Cogieron tal ritmo que les daba incluso para enviar mascarillas, fuera. "Había gente que necesitaba mascarillas y nos pedían por internet, y hemos llegado a mandarlas a Barcelona e incluso a Francia", cuenta. Recuerda esos días como una iniciativa muy bonita y reconoce que fue mucho trabajo y muchas horas al día, "trabajábamos incluso de madrugada para llegar a todo". No obstante "fue muy emocionante y bonito ayudar de esa manera, y que se acuerden de ti, como con el reconocimiento de DEIA, es algo que se agradece y emociona".

En el caso de la Asociación Ikaskuntza, Agurtzane Durán comenta que llevan con labores de bordados y cosiendo desde 1983, y en la actualidad tienen unas 58 alumnas y alumnos, que aprenden costura y bordados. Su labor solidaria en el confinamiento comenzó también muy pronto, "con el dinero que teníamos de la lotería de Navidad compramos material y empezamos a hacer mascarillas". Todas sus protecciones se quedaron en el pueblo y también recibieron ayuda del Ayuntamiento, particulares, etc. En total han sido 41 personas implicadas en el proyecto que ha logrado coser miles de mascarillas, gracias a la labor incansable de 22 costureras y quienes las repartían, etc. "Fue mucho trabajo en pocos días pero podemos decir que muy satisfactorio y bonito", asegura. No han parado de trabajar, incluso "sábados y domingos, porque sino no llegábamos a la demanda que había" en ese momento. Sus mascarillas ayudaron a personas que trabajaban en el instituto, en la escuela, en el ayuntamiento, en los comercios del municipio, etc. Desde Ikaskuntza están muy agradecidas al pueblo porque ha demostrado que es muy solidario y a todas las personas que han colaborado en la fabricación de las mascarillas. "Recibir el reconocimiento nos ha hecho mucha ilusión, y es un premio que nos gustaría compartir con todas las personas que han luchado y luchan contra el virus".