UNQUE no son tantos como pudieran parecer, los integrantes de la agrupación de Protección civil de Muskiz se hicieron omnipresentes en los momentos más duros de la pandemia del covid-19 gracias a una versatilidad que puso de relieve que sus componentes valen para un roto y para un descosido. Sin embargo, uno de los cometidos que mayor satisfacción ha procurado a sus miembros ha sido el calor humano de los vecinos a los que han podido ayudar solventando todo tipo de circunstancias que de otra manera hubiera sido difícil de solventar. Compra de medicamentos, de alimentación básica, de productos de higiene, gestiones varias o la simple preocupación por el estado de personas mayores confinadas han sido el día a día de varias semanas para estos voluntarios y voluntarias. "Siempre les decíamos a la gente, especialmente a los mayores, que se quedaran confinados en casa, que no salieran, que ya lo hacíamos nosotros por ellos", explicaba el responsable de la agrupación, Borja Alea, en el transcurso de una jornada en la que DEIA fue testigo de primera mano del recibimiento que algunos de los vecinos a los que ayudaron daban a estos asistentes personales revestidos con su chillón chaleco anaranjado.

"La primera semana parecía que había algunas reticencias porque, al fin y al cabo, vamos a sus domicilios. Sobre todo algunos hijos de personas mayores nos preguntaban si eran gente de confianza y así la que iba, pero luego, con el boca oreja, todo está yendo muy bien", señalaba Alba la más joven del grupo de voluntarios compuesta en al actualidad de alrededor de una docena de personas. "No se puede explicar muy bien qué motivo nos impulsa a hacer esto que hacemos, pero sí te puedo decir que la satisfacción personal que se obtiene de poder ayudar a los demás sin esperar nada a cambio es plena. No se puede describir, pero se siente", aseguraba Mireia. que junto a Raúl, formaba parte de uno de los dos grupos motorizados con los que cuenta el servicio de Protección Civil que, además de la pandemia vírica, atiende, desde junio de 2014, todo tipo de actos socioculturales y deportivos en el municipio.

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Sin solución de continuidad a la atención al sector de las personas mayores -en Muskiz hay censados cerca de 500 personas mayores de 80 años- los componentes de Protección Civil se acercaban todas las tardes por diferentes calles del municipio para intentar hacer también algo más ameno el confinamiento a los pequeños de la casa, poniendo música a su paso o encendiendo la sirena para regocijo de los más pequeños que veían así alterada la rutina del confinamiento. Acciones que muchos muskiztarras agradecieron a través de las redes sociales.

A la importante labor desarrollada en el abastecimiento a las personas en situación de vulnerabilidad durante el confinamiento y a complicidad con los niños, la agrupación muskiztarra de protección también colaboró en el confinamiento -en coordinación con el servicio de limpieza que ya ofrecía el Ayuntamiento- sumándose a la labor de desinfección de diferentes zonas del municipio, en especial aquellas donde podía haber una mayor afluencia de personas como las zonas de establecimientos de alimentación, farmacias.

Una labor empática, callada y resolutiva que les hizo acreedores al reconocimiento del Laboral Kutxa DEIA Hemendik Saria que recibió Borja Alea, en representación de la agrupación y que fue entregado por Borja Liaño, alcalde de Muskiz, y por Natxo Álvarez, director de la oficina de Laboral Kutxa de Muskiz. Cabe destacar que, todo el que necesite este servicio de ayuda o quiera formar parte de esta red de voluntariado puede informarse en el teléfono 688.690.576. "Todas las manos que quieran ayudar a los demás siempre serán bienvenidas", destacó Borja Alea, feliz por recibir el premio en el Meatzari Aretoa.