Si en la sintonía del popular dibujo animado del Correcaminos bastaba con aquel si en la carretera oyes un bip bip, ten la seguridad que se trata de mí, para identificar a la veloz ave del desierto a la que perseguía sin éxito el coyote, en el caso de Aquilino Fernández el sonido que le acompaña desde hace décadas es el del motor de los diferentes modelos de SEAT que ha tenido a lo largo de su vida. De hecho, si ven en la carretera un Seat 600E amarillo, matrícula de Bilbao D y con una bandera del Athletic Club anudaba en su diminuta antena no lo duden, es el pequeño tesoro de Aquilino Fernández Castro, un vecino de Ortuella apasionado de los coches antiguos en general y del mítico utilitario del desarrollismo, en particular.

Coetáneo de la popular ave animada que la Warner presentó al público en septiembre de 1949 -Aquilino acaba de cumplir este fin de semana 72 primaveras, este antiguo conductor lleva muchos kilómetros a la espalda participando en concentraciones de coches clásicos por buena parte de la península y desde 2015 organiza junto con un grupo de aficionados locales la de Ortuella. "Este año hemos celebrado la octava edición tras el parón de la pandemia y hemos reunido a 148 asistentes que vinieron desde de varios puntos de Bizkaia y de Galicia, Cantabria, Castilla y León, Nafarroa e incluso Catalunya", señalaba satisfecho este "currela del volante" que ayer no faltó a la concentración de los pensionistas ante la OKE de su pueblo minero.

Aquilino Fernández Castro, hombre muy conocido en Ortuella por su activismo social, que le ha llevado, entre otras, a asumir responsabilidades en clubes deportivos locales y participar en diferentes proyectos socioculturales, celebró este sábado en familia su cumpleaños, pero el domingo ya estaba junto con su mujer, Amelia Antón, camino de Lemoa para asistir a una reunión de amigos de los vehículos vintage. "Este próximo fin de semana iremos el sábado 4 a la Retroclásica de Marina de Cudeyo en Cantabria y el domingo acudiremos a la concentración de Loiu", avanza este apasionado del seiscientos que siempre viaja acompañado de su mujer. "Al principio, a mi mujer no le hacía mucha gracia acudir a las concentraciones, pero ahora yo creo que sí porque, además, en este tipo de encuentros se forjan muchas amistades de lugares diferentes. Vas a un sitio y a otro y cuando estás allí siempre cuentas con un anfitrión que te enseña los puntos más interesantes de ese municipio, lugares y cosas así. Así que cuando vienen por aquí intentamos hacer lo mismo", señala este simpático abuelo, quien, no obstante, se quedó con un cierto mal sabor de boca en la edición de este año. Todo porque "no hubo manera de conseguir en el centro del pueblo un restaurante con capacidad para dar de comer en un mismo lugar a los asistentes que quisieron quedarse", así que al final tuvimos que ir el grupo más amplio al campo de golf de La Arboleda", señala Fernández, un enamorado del 600 del que ha conducido a lo largo de su vida dos modelos del popular vehículo.

Además, tuvo un Seat 800, un modelo que contaba con cuatro puertas gracias a los 18 centímetros que le añadieron al chasis básico del 600, y un Seat D al que se conocía popularmente como "braguero", cuyas puertas se abrían hacia atrás. Finalmente, adquirió a finales de los ochenta, como coche de colección, un Seat 600 E de 1970. "Eso sí, el coche hay que tenerlo a punto porque lo utilizo también para moverme algunos fines de semana cuando acaba la temporada de concentraciones", reseña Aquilino. Deberá volver a la ITV en octubre "porque no sabes dónde va a ir ni quién va a montar", bromea el ortuellarra, que prestó su coche a EITB para la celebración de los 600 emisiones del programa Robin food del cocinero David de Jorge y que el pasado año participó en un rodaje en Arrasate. "Fue solo un día y para unas pocas escenas pero divertido", recuerda.

la Minera

Tras la jubilación en 2012, Aquilino vio la oportunidad de dar un empuje a los aficionados de Ortuella que también tenían coches clásicos de cara a promover una concentración en al zona minera. "Antes estaba en la asociación del 600 y lo que estaban haciendo no me gustaba del todo y con Jesús Martín, Txus, un compañero de Ortuella que tiene un Seat 127, creamos en 2015 la Asociación Coches Clásicos de Ortuella La Minera en la que actualmente estamos seis personas abiertas a los aficionados al mundo de los coches antiguos. "No cabe duda de que el coche da lo que da porque, aunque está cuidado tiende a calentarse si le exiges mucho y, además, a mí no me gusta correr por lo que suelo ponerlo a ochenta o noventa kilómetros hora y todo para adelante. Hasta ahora no he sufrido ningún percance, aunque sí es cierto que mucha gente cuando nos adelanta nos pita y nos saluda", celebra Aquilino, el Correcaminos del 600.