Formato híbrido entre conferencias telemáticas con profesores que se conectan desde Colombia o Nueva York, seguidas desde Güeñes por los estudiantes y un amplio espacio para la práctica y las salidas. El Basque Design Center repetirá este año el formato de los programas de estudio con los que “estamos empezando a labrarnos un hueco en la comunidad internacional de biodiseño”, aseguran Olga Iradier, directora del proyectos del centro, y Adele Orcajada, directora académica.¿Qué es la bioeconomía, a la que se quiere ligar la regeneración de Enkarterri?

—Olga Iradier: Supone cambiar aprovechando el entorno natural y darle una vuelta al tejido empresarial del territorio intentando apoyar y crear una cuna de empresas con ese ADN para diferenciarse de otros territorios.

—Adele Orcajada: A ese respecto, en el Basque Design Center, generamos un impacto a través del biodiseño. Es decir, trabajar con la naturaleza dando lugar a industria y economía a través del diseño.

Entonces, por su entorno y raíces, la comarca posee potencial.

—A.O.: Nos encontramos en el entorno ideal para ello, tanto con las industrias y empresas que ya existen, a las que podemos ayudar a transformarse para trabajar mejor con la naturaleza, y los recursos que nos rodean: celulosa, lana de la oveja autóctona... Esos productos al final de su vida útil volverán a la naturaleza, de forma que reinicie el ciclo.

—O.I.: Pretendemos aprovechar todos los desechos de las industrias locales para generar nuevos materiales que supongan diseños y que a su vez generen un vivero de empresas y se erijan en el origen de esa lanzadera de microempresas de economía circular. A través del alumnado y los cursos guiaremos en la dirección de que hay más formas de crear empresas, empleo, industria y otro tipo de salidas que, además, en este territorio se van a impulsar y queremos que se queden aquí.

¿Se ha contactado con entidades y empresas de la zona?

—A.O.: De varias maneras, también para mentorizar al alumnado, ayudar a entender cómo transformar sus industrias, ayudar a usar sus desechos... Al final, se fragua una relación circular en la que todos los jugadores entran en diferentes puntos para establecer sinergias en torno a la bioeconomía. Con el museo de boinas La Encartada tenemos una relación y encaja mucho con nuestros valores porque la idea de la innovación y el futuro también recibe inspiración de la artesanía tradicional. No hablamos de desechar lo que había antes para poner algo nuevo, sino aprender, darle un impulso y transformarlo.

—O.I.: Con La Encartada establecemos un vínculo claro. Ellos vienen de una tradición textil a través de las boinas y la lana y nosotros aquí contamos con un laboratorio textil que es como el bisnieto de sus máquinas. Trabajamos en crear una especie de flujo con ellos para que nuestros estudiantes, después de conocer este tipo de maquinaria, puedan ir allí, ver el origen de la industria textil y utilizar sus máquinas. Guardamos muchos puntos en común.

—A.O.: También está la asociación Mutur Beltz de Karrantza y el trabajo que realiza con la lana de la oveja autóctona. En esta comarca ya hay mucho de donde tirar y simplemente hay que ir hilándolo, nunca mejor dicho.

—O.I.: Somos complementarios. Enkarterri enarbola una bandera sostenible. Las empresas, incluso las que igual no veían esta vía como para integrar en su línea de negocio vienen a nosotros porque quieren saber de qué manera adaptarla y en ese punto también asesoramos.

—A.O.: Se acercan a la materioteca, observan las tendencias en otros países o regiones. Con esa inspiración, empujamos a crear cosas nuevas.

¿Y las instituciones?

—O.I.: Colaboramos con la Mancomunidad en proyectos en la misma línea, también con el Gobierno vasco en unas áreas de investigación que vamos a sacar este año para el aprovechamiento de la lana local. Ya no tanto en textil, sino para diseño de producto, crear otro tipo de materia que aquí no se ha desarrollado todavía.

—A.O.: También nos enfocaremos a los materiales cultivados, trabajamos mucho con el desarrollo de los organismos vivos. Aunque aquí estamos rodeados de naturaleza, no se ha explorado, es bastante novedoso. Queremos descubrir cuál va a ser la marca Made in Euskadi de estos materiales vivos.

—O.I.: En esas líneas de investigación hemos constituido equipos con Neiker para el apoyo técnico. Somos un centro con las puertas abiertas, colaborativo y necesario.

¿Qué otros proyectos abordarán este año?

—O.I.: Acabamos de presentar la programación del primer semestre de 2022 en las jornadas de puertas abiertas. En septiembre retomaremos con el postgrado en colaboración con la academia textil Fabricademy de Barcelona, que ahora atraviesa el ecuador de su programa. Hemos impartido una serie de cursos en esta línea: biofabricación, fabricación digital e impresión textil, cursos muy especializados con diferentes tiempos.

—A.O.: Lo enmarcamos en dos ramas: profesional, para personas que ya trabajan en la industria y quieren saber más en cursos de cuatro días por la tarde donde se exploran bastante en profundidad de los conceptos y una serie de workshops de media mañana, donde pueden venir a hacer una introducción para entender los conceptos básicos, tocar y obtener una perspectiva general para luego, si les convence, seguir con el profesional. Estos días vamos a explicar todos estos cursos, que vean muestrarios, qué tipo de trabajos se realizan, los laboratorios y los equipos.

—O.I.: En verano volveremos a lanzar el bootcamp, la residencia de cinco días intensivos con la misma idea del año pasado. Asimismo, repetimos una fórmula que funcionó muy bien, el postgrado de biomoda conectando con la universidad de Los Andes, en Colombia, que está completamente especializado en la materia y que ahora mismo en España es la única manera de recibir una formación universitaria certificada en biomoda.

¿A qué tipo de perfiles laborales se pueden orientar al terminar su formación en Güeñes?

—A.O.: Realmente no se dirigen a un sector en particular, aunque comparten su carácter innovador y creativo. El emprendizaje se perfila como una de las salidas. Para ello, les ayudamos a elaborar un desarrollo de marca, marketing o plan de empresa. Si no, se pueden sumar a empresas en diferentes campos: búsqueda de nuevas soluciones para los residuos, desarrollo de materiales para sus colecciones, nuevas piezas con fabricación digital...

—O.I.: Hablamos de un campo que poco a poco se irá incorporando a las empresas, porque se trata de perfiles muy concretos que hasta ahora no se habían tenido en cuenta. En las industrias textiles sí o sí los van a necesitar, pero también cualquier otra empresa para saber cómo gestionar los residuos.

—A.O.: Buscan la solución creativa al problema aplicada al diseño. Ahí radica nuestra clave, no solo pensar qué puedo hacer científicamente con este material, sino darle una forma atractiva y funcional.

¿Generará un retorno?

—O.I.: Güeñes se encuentra céntrico y muy bien comunicado. El centro solo podía funcionar aquí.

—A.O.: De hecho, pretendemos trabajar con las tierras de alrededor, poner en marcha jardines tintóreos y poder cultivar fuera. Todos los valores que transmitimos cobran muchísimo más sentido aquí que en una ciudad. La relación con los vecinos y la cercanía a recursos como La Encartada también nos nutren.

—O.I.: Las universidades y los centros de formación reglada nos ven como un colaborador. Cuando tienen que impartir una especialidad vienen aquí, imparten cursos de un día entero. Se han acercado desde La Rioja, Madrid o Dinamarca. Quedaron entusiasmados con el centro y con Bilbao, quieren hacer una cosa fija. Significa otra forma de promocionar la comarca. Por eso, vamos a intentar conectarlos con otros puntos. A esta zona la respaldan una historia y una tradición de mueble, vestidos de papel, moda... y queremos rescatar eso. Hemos actualizado el discurso que ya existía.

—A.O.: Es un toma y daca. Nosotros recibimos clases de profesores de todo el mundo y ahora también somos profesores para los otros alumnos del resto del mundo. Al final Güeñes se está imponiendo como líder en el mundo del biodiseño. Les encantan el edificio y el entorno, las infraestructuras.

¿Con qué instalaciones cuentan?

—A.O.: El biolab, laboratorio de biología, ha tenido tanto éxito que hemos habilitado otro porque hay grupos grandes de alumnos que vienen al curso de biomateriales. En él experimentamos como con unas cocinas y con una parte donde tratamos con bacterias, hongos... En la rama de los bioplásticos trabajamos con ingredientes como la gelatina, la kombucha para fabricar cueros veganos y micelio. En el laboratorio digital disponemos de cortadora láser, impresoras en tres dimensiones de cerámica, la de plástico, una zona de electrónica donde desarrollan las piezas interactivas y el textil. Abajo se encuentra el taller de arte, con el grabado y las serigrafías para la impresión en textil de telas o nuevos materiales en los que estén investigando y darle ese toque artístico que no solo es la creatividad y el diseño. Y la materioteca, un punto esencial para inspirarse al principio de un proceso creativo y aprender de los materiales de una manera muy táctil y sensorial.

¿A qué tipo de materiales se refieren?

—A.O.: Para moda, desde tejidos procedentes de la corteza de un árbol, cueros veganos con bacterias, hilos de pelo humano, a ladrillos hechos de micelio, cristal reciclado, muestras de materiales hechos de desperdicios de comida...

—O.I.: Piensa en un residuo y de ahí va a salir un material. Se puede trabajar con otras formas y no todo va a ser acabar con el territorio forestal. Existen otras formas de generar ese tipo de procesos para aprovechar todo el material que vas a usar.

“Pretendemos aprovechar todos los desechos de las industrias locales para generar nuevos materiales”

“Esas creaciones pueden dar lugar a un vivero de empresas con productos que vuelven a la naturaleza”

“En este modelo se crea una relación circular que establece sinergias en torno a la bioeconomía”

“Se ha acercado gente de La Rioja, Madrid o Dinamarca, que quedan entusiasmados, y con ganas de hacer algo fijo”

“Universidades y centros de formación reglada ya nos ven como un colaborador y vienen a cursos de un día”

“Formamos un vínculo claro con recursos como La Encartada, esta zona viene respaldada por una tradición”