Pocas imágenes hay tan bonitas como ver a un niños sonreír. Esa belleza crece de forma exponencial cuando son decenas, cientos, los niños y niñas que miran con los ojos llenos de ilusión. Eso fue lo que ocurrió ayer en Portugalete en el recibimiento a Melchor, Gaspar y Baltasar. Antes de que Sus Majestades de Oriente pisasen suelo portugalujo la villa ya se había subido a una ola de ilusión y magia. Pasadas las 12.30 horas, un cuarto de hora antes de que los Reyes Magos entrasen a Portugalete a bordo de un barco cada uno de ellos acompañados de sus pajes reales, cientos de personas les aguardaban en el paseo de La Canilla y, también en el entorno de la plaza del Solar. Los más txikis, sin duda alguna, eran los más ilusionados, pero esa ilusión también se percibía en muchos mayores. De pronto, en el horizonte, procedentes de Santurtzi, se pudo ver la figura de las tres embarcaciones en las que viajaban Sus Majestades de Oriente. “¡Ya vienen, ya vienen!”. Atracaron en el muelle jarrillero.En cuanto pisaron tierra se dieron un auténtico baño de cariño y admiración. Y es que a la devoción habitual que los más txikis profesan a los Reyes Magos se suma que el año pasado no pudieron acercarse a los niños. Al pie de la casa consistorial, el alcalde de Portugalete, Mikel Torres, recibió a Melchor, Gaspar y Baltasar para, acto seguido, subir al Ayuntamiento. Desde el balcón, Sus Majestades saludaron a los centenares de personas que les esperaban. “Habéis sido muy buenos este año y estamos muy agradecidos de que estéis aquí después de no habernos podido ver el pasado año. Seguid siendo buenos y dormid mucho esta noche”, pidió Melchor a los niños. El alcalde hizo entrega de las llaves de la villa a Sus Majestades y ahí llegó la gran anécdota del recibimiento, puesto que al rey Gaspar, quien reconoció disfrutar de incógnito de las fiestas de San Roque, se le cayeron las llaves desde el balcón. Quienes se congregaron en el entorno de la casa consistorial mostraron su bondad y entregaron las llaves con las que Melchor, Gaspar y Baltasar habrían de abrir la puerta de las casas de Portugalete para depositar sus regalos. “Zorionak eta urte berri on danoi, estamos muy contentos de veros. Bi mila esker a todos y nos vemos en la cabalgata”, animó Baltasar. Así fue. El baño de magia e ilusión continuó en la noble villa a la tarde con la celebración del tradicional desfile, un acto más difícil de organizar que nunca, pero, también, más esperado que nunca por los niños.

Quien tuvo el honor de ver a los Reyes más de cerca fue Izan Romero García, un bebé que llegó al mundo a las 7.15 horas del pasado 25 de diciembre convirtiéndose sin saberlo en el primer barakaldarra nacido durante el día de Navidad, una hazaña que en Barakaldo tradicionalmente se acompaña de una canastilla. Ayer, la alcaldesa Amaia del Campo y Sus Majestades le hicieron entrega a Izan y a su aita y ama, Endika y Andrea, de una cesta llena de regalos artesanales creados con mimo por la asociación de personas con discapacidad física de la localidad, Codisfiba.