Posición estratégica de camino a los puertos marítimos que ha favorecido diversos momentos de florecimiento a lo largo de los siglos, pero cuna de la identidad encartada por encima de todo. La Casa de Juntas y el Museo de las Encartaciones comparten el espacio monumental de Abellaneda que se da a conocer en visitas guiadas que se han convertido en una de las opciones preferidas por quienes se acercan a Sopuerta desde que la pandemia ha redoblado la apuesta por las actividades al aire libre.“Desde el reino Astur Leonés fueron entrando pobladores desde Burgos hacia Balmaseda, los primeros se establecieron en Karrantza y Sopuerta en torno al año 1000”, explica la guía Leire Fernández. Seleccionaban “áreas elevadas con lugares de pasto y vaguada para el agua”. Requisitos que cumplía el emplazamiento de Abellaneda. A principios del siglo XI la ocupación “es un poco más alejada, en torno a la iglesia renacentista del siglo XVI que reemplazó a otra medieval anterior asociada a un poblado”. Un señor feudal residía en una casa torre “que se cree que se encontraba frente a donde a día de hoy se levanta el museo, la casa Torre de la familia Abellaneda, que pronto ganó peso en la corte”. Además, “desde la romanización existía una calzada que provenía de Palencia, Burgos y Balmaseda y que, tras pasar por Abellaneda, proseguía por Las Muñecas hasta Castro Urdiales”. Un itinerario asociado a la prosperidad del movimiento de transporte y comercial. En 1175 “aparece el término Incartationis”, que terminará denominando a “Karrantza, Sopuerta, Salcedo y Somorrostro”.

Tras una introducción general sobre las raíces del lugar, cruzando el tramo de calzada al que se accede por la parte trasera del Museo de las Encartaciones se llega a la ermita de San Bartolomé, erigida en 1520 cerca de la torre palacio de la familia Urrutia; a diferencia de las casas torre ya no primaba el objetivo de fortificación. El cementerio de Abellaneda acondicionado en otra zona aparte data de las primeras décadas del siglo XX, ya que “antes se enterraba al lado de la iglesia y luego las sepulturas pasaron a Carral mientras se completaban las obras de este camposanto”. En 2019 una excavación arqueológica desenterró unos huesos que “se piensa que podrían proceder de la época de la Guerra Civil y hallaron ataúdes de madera cuando continuaron ahondando en otras dos cotas”.

Se piensa que “las juntas medievales ya se reunían en Abellaneda al aire libre en el siglo XIII”. Funcionaban con un formato “multitudinario con la asistencia de cabezas de linaje, señores feudales y allegados no tan burocrático, sino más como una lucha de poderes”. Para finales de aquel mismo siglo “Enkarterri se unió al Señorío de Bizkaia y en 1379 el Señorío se incorporó a Castilla, de forma que se nombraba al rey Señor de Bizkaia”. Para representarle en la comarca “designaron a un corregidor y, a su vez, a este le representaba un teniente del corregidor”.

La construcción de la Casa de Juntas de Abellaneda arrancó en 1592 y finalizaría en 1635, época en que “el comercio resurgió” antes de que Bilbao ganara la partida como zona de paso, lo que desplazó la mayor parte del tránsito al Kadagua en detrimento de la primitiva calzada. En el ala donde ahora hay una zona de despachos se ubicaba la vivienda del corregidor, de 1750. Los junteros que se acercaban a las reuniones se alojaban en otro inmueble cercano, de 1771, al lado del cual “había una pequeña ermita”. Hasta 1806 el ala principal“se vino abajo varias veces y, finalmente, tras la Guerra Civil se llevó a cabo una reconstrucción con la apariencia que pueden contemplar los turistas”.

Una sala del Museo de las Encartaciones reconstruye una de las sesiones de las Juntas: “concejos abiertos con participación vecinal y cerrados, como si se tratara de un pleno”. Los síndicos que acudían llevando el peso de los concejos “casi siempre pertenecían a la élite porque se les exigían una serie de condiciones, como ser hombres mayores de 25 años, que supieran leer en lengua romance, con un cierto patrimonio y que guardaran algún tipo de relación con las juntas”. De entre ellos se seleccionaba “a un síndico general, representante en las Juntas de Gernika”, y con el tiempo “muchos concejos” se apartaron de Enkarterri para acudir directamente a Gernika a partir de 1790, de manera que “en 1806 dejó de utilizarse la Casa de Juntas” y la abolición de los fueros asestó otro revés a Abellaneda.

Aún se siguen celebrando reuniones de las Juntas Generales de Bizkaia y la Mancomunidad de las Encartaciones. En el acceso a la estancia se contempla el viejo botamen de principios del establecimiento fundado en 1905 donado por la familia de farmacéuticos De la Colina, de Sopuerta.

Este enclave se reinventó como museo. Después de varias restauraciones, en 1994 se inauguraron las instalaciones actuales, añadiendo un nuevo acceso de aspecto moderno. Sus salas ofecen una aproximación cronológica a la evolución de la comarca desde la Prehistoria . Labor divulgativa que se acrecienta con libros, investigaciones o actividades escolares.

120 personas. Un año más, las plazas en la ruta de las ferrerías impulsada por el Museo de las Encartaciones para conocer el patrimonio industrial en la cuenca del Barbadun han volado. En solo un día las 120 inscripciones disponibles para el 31 de octubre ya se han agotado. Las salidas se realizarán por grupos.

22 kilómetros. La marcha, que partirá de Muskiz, será guiada por personal del museo en su primera mitad. Después, los senderistas podrán continuar por su cuenta hasta Abellaneda. Desde allí se habilitará un autobús de regreso. La ferrería de El Pobal se convertirá en uno de los principales puntos de interés del recorrido.

“Se piensa que se convocaban reuniones en la calle ya en el siglo XIII y la Casa de Juntas empezó a levantarse en 1592”

“Desde la romanización pasaba por aquí una calzada procedente de Palencia a Castro”

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