"Érase una vez un dragón, llamado Paulino, que tenía las orejas enormes. Su único amigo, el duendecillo, siempre estaba con él. Debido a sus orejas nadie quería ser su amigo y se sentía triste por eso". Así de forma directa y conmovedora comienza el relato El dragón orejón,El dragón orejón creado por la pequeña muskiztarra Iria Rodríguez Anta, cuya calidad ha llevado a la editorial Babadi-bú a incluir este cuento breve en su colección Chanquetes. Una serie infanto juvenil compuesta por "pequeñas obras maestras" escritas por niños que tienen la ilusión de convertirse, algún día, en "grandes escritores", pues realmente son "talentos prometedores", tal como sostiene la editorial sevillana que espera poner el libro en circulación a lo largo del mes de octubre.

"Aunque he tenido que usar la imaginación para escribir el cuento, los personajes nos los propuso la profesora de Lengua. Podíamos elegir entre un ratón, un duende o un dragón. A mí la verdad es que los ratones no me sugerían nada, así que elegí al dragón como casi todos en clase, y aproveché al duende como otro personaje del cuento", recuerda Iria. La pequeña reconoce que se puso muy contenta cuando su anterior profesora, Mertxe López, ahora jubilada, le comentó que su dragón orejón le había gustado mucho. Y no fue la única en apreciar el estilo, la frescura, la claridad y la intencionalidad del cuento escrito por Iria en 2020 cuando apenas había cumplido los 11 años. Su madre, Raquel Anta, reconoce que enseguida le llamó la atención la franqueza con la que Iria empatizaba con Paulino el dragón orejón -y su sensación de exclusión del grupo por su apariencia- y cómo desarrollaba valores como la aceptación de lo diferente, la valentía de ser uno mismo y el respeto.

Empatía

"Todos nos podemos sentir identificados con Paulino, el dragón orejón, porque todos en algún momento nos hemos podido sentir rechazados, apartados o marginados. Y cómo todo puede dar la vuelta cuando uno tiene el coraje de ser fiel a sí mismo, sus valores y sus principios, independientemente del entorno", sostiene Raquel que al igual que la editorial destacan los valores implícitos en la historia.

"Una fría mañana del año 872 a. C., el pueblo se congeló. Estaba todo helado, los bancos, la hierba, las casas, los árboles... ¡todo! Los animales que estaban en la escuela, al salir, vieron todo congelado. Al principio les pareció muy divertido y empezaron a jugar, a patinar... Pero al cabo de una hora, empezaron a notar mucho frío, pues se estaban congelando ellos también", continúa el relato de Iria, una niña inquieta y divertida que a parte de la su pasión por la lectura -por decisión materna no tiene móvil ni ordenador propio en casa "porque no lo necesita"- es una gran fan de la cantante Aitana. "Antes me gustaban los cuentos de Teas Stilton, una serie que narra las aventuras de un ratón llamado Gerónimo Stilton que escribe en un periódico, pero también quería probar otros cuentos diferentes y por eso me fui a la biblioteca y cogí unos cuantos, entre ellos El diario de Greg, un niño muy torpe al que le pasan un montón de cosas, y me gustó y sigo leyendo esta colección de cuentos, aunque por las noches me gusta leer cuentos de Gloria Fuertes", explica Iria, quien también se desenvuelve con la pintura y toca el piano y el ukelele. "Este instrumento ha sustituido a las flautas que tocábamos antes en la clase de música por el tema del covid", revela la menor.

Apariencia

"Como el dragón Paulino era un dragón de buen corazón, fue con el duende en el hombro al lugar donde se encontraban los animales. Cogió ramas de los árboles, hizo montones con ellas y escupió fuego para encender unas hogueras", prosigue el cuento nacido de la imaginación de esta niña de apariencia frágil pero tenaz de carácter que compatibiliza sus estudios de 6º de Primaria en San Juan Ikastetxe con la práctica del balonmano en el club de Muskiz y con la equitación en la escuela Itsaslur.

A Iria no le apasiona la idea de ser escritora -tampoco la de médico porque no le gusta la sangre- aunque sí le gustaría escribir otro libro para tener la posibilidad de expresar en un folio en blanco sus anhelos, sus ilusiones y, cómo no, sus inquietudes y preocupaciones como en el caso del dragón orejón, el acoso escolar o bullying que por desgracia aún pervive en muchos patios de recreo.

Una cuestión que la editorial aborda al final del cuento proponiendo preguntas a los lectores sobre el cuento, sus personajes y sus actitudes. "Con el fuego los animales comenzaron a descongelarse y empezaron a entrar en calor. Entonces, se dieron cuenta de que el dragón Paulino era de muy buen corazón, le pidieron perdón y decidieron ser amigos", avanza el relato que Iria dedica "a todos los niños que alguna vez se han sentido como Paulino. Me gustaría decirles que no hagan caso de lo que piensen los demás, sino a su corazón, y que disfruten de lo que hagan", resalta esta niña que ha pedido que el 10% de los beneficios de la venta de este libro se donen a dos fundaciones: Huellas de Solidaridad y Apasos Bilbao.

La Fundación Huellas de Solidaridad nació con el propósito de cuidar de los mayores y mejorar su calidad de vida y la Fundación Apasos Bilbao, es una protectora de animales que trabaja por la concienciación, la sensibilización y la educación de la sociedad sobre los derechos de los animales evitando el maltrato y el abandono. "Nosotros somos familia de acogida de dos gatos, Bati y BatiLeia, admite esta escritora que para su primer relato ha contado con unas delicadas ilustraciones de Roke Higuera, natural de Galdames, con el que la familia de Iria mantiene una estrecha relación de amistad. Él fue quien se encargó de recrear Paulidrón, el planeta que los compañeros de clase crearon para celebrar el gesto de Paulino. "Crearon un planeta llamado Paulidrón, porque Paulino era el campeón", remata Iria que ya cuenta con más de 100 peticiones del libro.

"A los 'Paulinos' les diría que no hagan caso de lo que piensen los demás, sino a su corazón"

Escritora novel