El alcalde de Zierbena vive intensamente este segundo verano de pandemia con varios frentes abiertos, entre los que destaca la atención a los bañistas que acuden a la playa de La Arena y del puerto pesquero. Una oferta con dos caras distintas: el ocio y el incivismo.

En plena temporada de verano, Zierbena cobra una especial relevancia por ser cotitular de la playa de La Arena y contar con los principales servicios del arenal, aparcamientos, hostelería y restauración, oficina de turismos... ¿Qué tal marcha la temporada?

—De momento va bien, aunque quizás no haya acompañado demasiado el tiempo, porque en mayo y junio no se ha registrado tanta afluencia de gente como el año pasado. Tal vez en 2020 influyó más la novedad por el hecho de la desescalada en la pandemia. Este año estamos más preparados. Con respecto a la playa, no se ha tenido que cerrar en ningún momento, como sí sucedió en 2020. Es de reseñar el gran papel que están jugando tanto la Ertzaintza como los alguaciles de Zierbena y los vigilantes que hemos contratado para atender la playa y el puerto -ya que hemos pasado de ocho a diez trabajadores- lo que nos ha permitido un mejor control de los núcleos urbanos, más regulado en cuestiones como el tráfico o el aparcamiento.

Además, este año a la oferta del baño en la playa de La Arena se ha sumado el permiso de la Autoridad Portuaria para balizar tres zonas de baño en el puerto pesquero. Una gran noticia ¿verdad?

—Desde luego, porque, aunque la gente siempre se ha bañado en nuestro puerto, sí es cierto que el año pasado, debido a los problemas que se generaron con la afluencia masiva de gente, se dieron algunos comportamientos inadecuados. Sobre todo por parte de gente joven, como subirse a las embarcaciones tanto profesionales como de recreo atracadas en los pantalanes o amarrados en la lámina de agua, lo que provocó bastantes quejas. Por ello, este año se han tomado una serie de medidas de la mano de la Autoridad Portuaria -sobre quien recae la competencia respecto al puerto pesquero- se han establecido cuatro áreas de baño: la zona de la antigua playa artificial y otras tres balizadas con boyas que estarán identificadas por varias señales elaboradas por la Autoridad Portuaria en las que se identifica la zona donde se permite el baño.

Mucha zona a vigilar porque el perímetro de la lámina de agua es extenso y hay varios accesos además de la rampa. ¿Será suficiente con los tres vigilantes o colaborarán con la Ertzaintza?

—Evidentemente, seguiremos contando con el apoyo de la Ertzaintza. Para ello, hemos adoptado la decisión de ceder un atraque en el puerto a la unidad marítima de la Ertzaintza para que, de vez en cuando, ellos estimen necesario u oportuno puedan atracar en el puerto. Es la primera vez que se adopta esta decisión porque el año pasado se les llamó, debido a los problemas que hemos comentado anteriormente, pero venían esporádicamente y volvían a la base. Ahora ya disponen de ese punto de atraque para permanecer el tiempo que necesiten.

Hablando de atracar, en este caso aparcar, ¿qué tal va el parking de autocaravanas puesto en marcha el pasado año en los antiguos terrenos de la empresa Gumagar?

—Creo que es una oferta que poco a poco va extendiéndose. El año pasado se abrió este aparcamiento exclusivo para autocaravanas ante la situación vial que se creó con la apertura de las playas y la masiva afluencia en algunos momentos. Además, el gálibo de los parkings centrales, tanto los municipales como el de Costas que hay en La Arena, impide a este tipo de vehículos aparcar en ellos. Para ello, hemos desplegado diversas señales que dan a conocer a los visitantes que se acerquen la existencia de este aparcamiento para autocaravanas.

No cabe duda de que la playa de la Arena sigue siendo un destino apreciado por los vecinos el Gran Bilbao y de otros territorios que cuentan con varios medios de transporte público para acceder al arenal. Sin embargo, la utilización masiva del automóvil provoca que el aparcamiento sea un factor desequilibrante. El pasado fin de semana los coches ascendían desde La Arena hacia el barrio de Atxigas camino de San Mamés, aparcados en los arcenes. ¿No existe un cierto descontrol?

—Este es un tema de muy difícil solución. ¿Qué hacemos? ¿Ponemos más conos para que no aparquen? A mí me consta que ya ha habido bastantes quejas de los camioneros por la cantidad de coches que aparcan en el viaducto que da acceso al Superpuerto. De hecho, la semana pasada, un día que hizo mucho calor, se registraron quejas porque no podían pasar los camiones, que, no olvidemos, transportan mercancías peligrosas y cuya vialidad debe estar garantizada. Creo que la Ertzaintza puso más de 200 multas a los coches que estaban aparcados entre la entrada al viaducto de la rotonda de la antigua CLH hasta la zona del Lastrón. Una situación que también se está produciendo en el camino que va desde la playa hacia el barrio de Kardeo, donde los vehículos aparcan en el arcén dificultando el paso ya que es un camino estrecho con un paseo peatonal y ciclable. Allí son nuestros alguaciles los que tienen que poner las multas. Comprendo las ganas de la gente por venir a la playa, pero no haciendo de su capa un sayo. Me hace gracia cuando me dicen que se suspenden las fiestas de los municipios por aglomeraciones cuando en Zierbena estamos teniendo días con más gente que Sanfermines, porque las aglomeraciones que existen en el puerto pesquero y en La Arena son impresionantes. No hay más que sacar una foto el lunes a las seis de la mañana. Parece que ha pasado Atila, no solo por la cantidad de basura que dejan atrás sino incluso por la afección al mobiliario urbano. No son todos, claro, pero lo pagamos nosotros porque supone un costo para el municipio de Zierbena. En verano se multiplica por tres la recogida de basura en invierno.

Alcalde, pero eso, con no ser lo deseable, tiene su contrapunto en la generación de riqueza en el municipio con la actividad hostelera ¿no?

—La hostelería no paga el IAE, ni aquí ni en ningún sitio salvo que facturen más de un millón de euros, con el añadido de que en Zierbena no pagan las terrazas tampoco porque la mayoría están en terrenos particulares salvo el Hondartza, el Kantauri y el Wai-taki, ya que los propietarios de los edificios donde se ubican cedieron ese terreno al Ayuntamiento y por ello pagan por la terraza, aunque en 2020 y este año se les ha eximido por el tema de la pandemia. Aparte de la ayuda económica que hemos dado a los hosteleros.

Unas ayudas y exenciones que se reflejan en el presupuesto municipal que este año supera los 6,3 millones de euros y con un claro sesgo social. Sin embargo, Zierbena, está desarrollando importantes obras en sus barrios, léase La Arena o el Puerto.

—No solo estos dos núcleos, aunque es cierto que la obra de La Arena ha sido más notoria por cuanto afectaba a la plaza central del barrio, a la que se ha dotado de nuevos juegos infantiles, nuevo pavimento, mejora de la iluminación y las canalizaciones. Una obra que se adjudicó en 264.400 euros y que esta semana hemos abierto al público y está teniendo una gran aceptación. Además, hemos logrado una subvención de 140.000 euros. En el caso de El Puerto se ha acometido una importante labor con el aseguramiento de una ladera que abre la puerta a la rehabilitación del camino que parte de la trasera del hogar de jubilados hacia la carretera que va a Santurtzi. Una obra muy demanda por los vecinos y que con un presupuesto importante.

¿Y qué me puede reseñar de lo realizado en otros barrios?

—Por ejemplo, en Kardeo estamos en la recta final de la rehabilitación de un antiguo edificio del siglo XIX para acoger una casa de cultura que va a ser al tiempo un importante centro social para jóvenes y mayores. Una obra valorada en unos 950.000 euros, IVA incluido, para la que gracias al buen hacer de los trabajadores y técnicos municipales hemos logrado una subvención de 400.000 euros. En Valle, por ejemplo, acabamos de construir un pequeño frontón cerca del nuevo parque infantil y en San Mamés se instaló una pérgola para el esparcimiento de los vecinos. Finalmente, en el Barrio de la Cuesta hemos adquirido un terreno aledaño a la pérgola situada frente a la casa social en el que pretendemos construir a partir de septiembre un aparcamiento para más de cuarenta coches, ya que este barrio como puerta de entrada al monte de Punta Lucero ha cogido un gran auge durante la pandemia como lugar de ocio.

“El tema del aparcamiento tiene díficil solución y está generando algunos problemas en los accesos al área portuaria”

“La inclusión del puerto pesquero como una zona de baños autorizada nos ha llevado a ampliar el número de vigilantes”

“La Cuesta, como puerta de entrada al monte de Punta Lucero, ha cogido un gran auge durante la pandemia como lugar de ocio”