Siendo una niña, Rebeca Alonso Pérez cogía la cámara fotográfica de sus padres en su casa del barrio minero de La Balastera y se liaba a tomar instantáneas de su vida cotidiana€ hasta que se acababa el carrete. Entonces, con la inocencia propia de su corta edad, devolvía el aparato a su ubicación inicial€ y aquí no ha pasado nada. Claro que sus padres descubrían rápido el pastel pero tampoco hacían de ello un mundo porque sabían que la fotografía era la pasión de esta joven a la que años después su madre obligó más de una vez a retirar sus fotos del colgador de la ropa donde las ponía a secar al sol, para poder tender la colada de la familia. "Siempre he sentido que la fotografía era la forma más honesta de expresar la realidad que me rodeaba y no he parado hasta hacerlo también mi forma de vida profesional", expresa esta joven madre desde hace 13 años cuya singular mirada a través del objetivo la ha situado entre los finalistas de los premios Goya de fotografía cuya gala de entrega de galardones tendrá lugar este próximo día 27 de marzo en Zaragoza. Lo ha hecho con el retrato de Zakariyaou Malbouba, un camerunés que llegó a Bilbao en 2018 en demanda de asilo político.Hija de un gallartino, trabajador de la Babcock, y de una granadina que llegó a Gallarta de la mano de su padre minero que fuera también fotógrafo ambulante en Meatzaldea, Rebeca siempre ha tenido claro que quería dedicarse a la fotografía. No obstante, resulta que no ha dudado en compaginar su pasión con el desempeño de otras actividades laborales. Una de ellas, la de camionera, con la que ha recorrido gran parte de la península Ibérica transportando piezas de automoción.

"Fue una época importante de mi vida, antes de que mi pareja y yo decidiéramos tener familia, que resultó ser muy enriquecedora y de la que guardo grandes recuerdos a pesar de ser un trabajo duro que me mantenía lejos de los míos. Cuando yo conducía por los páramos al amanecer o por los campos de girasoles yo no veía rectas ni badenes; iba haciendo en mi cabeza fotos de las panorámicas, los paisajes y las situaciones que quería fotografiar", desvela. Así se pasaba las horas esta abantoarra que muchos veranos era reconocible por su "negro" antebrazo izquierdo, producto de muchas horas expuesto al sol de la ventanilla del camión.

"Un día en una parada estábamos varios camioneros y entró una persona que enseguida llamó la atención porque tenía negro el brazo derecho. ¡Será inglés!, decían algunos. El hombre al oírles comentó: ¿Inglés?. Soy profesor de autoescuela. Fue muy divertido", recuerda esta excamionera que reconoce que siempre encontró respeto entre sus compañeros.

La fotógrafa compaginaba el volante entre semana con trabajos fotográficos en el estudio de Maite Oñaederra, en el que hacía bodas, bautizos y comuniones. "Allí tomé contacto también con el mundo de la moda y aprendí mucho", reconoce la artista. A finales de 2006 abrió su propio estudio fotográfico desde donde dio el salto a otros cometidos que la han situado como una fotógrafa de referencia en citas como el Festival de Cine de San Sebastián que ha cubierto para agencias especializadas en las 10 últimas ediciones.

"A través de una clienta de Ortuella contactó conmigo una agencia de comunicación especializada que buscaba un fotógrafo en Bilbao para temas de famoseo y eventos. Dije que sí y mi primer trabajo fue la visita que hizo Paris Hilton a Bilbao y de allí fui al festival de San Sebastián. Ahora estoy también trabajando en el tema de empresas y congresos", resume Rebeca Alonso, cuyas instantáneas han logrado en estos años varias selecciones meritorias. Entre ellas, ser elegida componente del equipo español en la World Photografic Cup de 2018. "En 2019 me presenté a diversos certámenes y quedé seleccionada como finalista en varios de ellos como el LUX de Barcelona aunque esta nominación a los Goya es en sí misma un gran premio para mí", reconoce Rebeca Alonso.

"Durante mi etapa de camionera iba haciendo en mi cabeza fotos de los paisajes que veía"

Fotógrafa profesional