- En Aranguren reina una calma tensa después de lo ocurrido el sábado por la noche, cuando seis personas provistas de cadenas o una espada y azuzando a sus perros, atacaron a varios jóvenes en un bar mientras proferían amenazas de muerte, según relataron varios testigos. Fue la gota que rebosó el vaso del conflicto de convivencia que arrastra este núcleo de Zalla desde hace unos dos años, con la llegada de nuevos residentes conflictivos que tienen atemorizada a la población. Hartos, los vecinos han dicho basta y han constituido una plataforma ciudadana que invita a sumarse a una concentración mañana a las 18.00 horas en la plaza Autonomía. Reunión pacífica, recalcan, con mascarilla puesta en todo momento y respetando las medidas de seguridad por el coronavirus.

"El pueblo está muy caliente por la creciente tensión", según reconoce el propietario del establecimiento donde se desencadenó la reyerta, que todavía no se ha repuesto del susto, ya que llegaron a temer consecuencias aún más graves.

"Lo que ha sucedido ha de servir para acabar esta problemática que llevamos tiempo sufriendo", añade. En este sentido, el naciente colectivo vecinal canalizará y reforzará la comunicación con el Ayuntamiento y la Ertzain Etxea de Balmaseda con el objetivo de evitar que se repita la situación. De momento, esta semana advierten más presencia policial y han observado registros en lonjas. Aunque no se ha visto por los alrededores a dos de los protagonistas del altercado, en el barrio demandan una solución y no que el ciclo se repita cuando los culpables de alterar la tranquilidad terminen por trasladarse a otras localidades ante la presión social.

En Aranguren cuentan que los vecinos problemáticos proceden de un piso de alquiler en la Avenida de los Trabajadores -nombre en honor a los empleados de la papelera alrededor de la cual se produjo la expansión urbanística en la zona a principios del siglo XX- frecuentado por muchas más personas de las oficialmente empadronadas en Zalla. Es habitual que uno de los perros de estas personas campe sin vigilancia por el portal, donde también denuncian suciedad constante, por no hablar de los ruidos y actitud desafiante con el resto de la comunidad.

El Consistorio ha tratado de encauzar el conflicto, como detalló la concejala portavoz del equipo de gobierno, Rosana Martínez, al dar cuenta de los asuntos de interés municipal en el pleno ordinario de julio. "Se ha mantenido un contacto continuo a través de numerosas reuniones y llamadas entre servicios sociales, Ayuntamiento y vecinos, con participación del alcalde y varios ediles.

Así, se concertaron "al menos tres" encuentros con los inquilinos conflictivos por medio de una asociación especializada en mediación en este tipo de circunstancias, junto a "otra reunión entre alcalde, asistenta social y responsables de dicha asociación, varias más del Ayuntamiento y varios vecinos y contacto con el propietario de la vivienda". Los vecinos han permanecido informados de las gestiones realizadas "por numerosas llamadas", se estableció coordinación con Policía Municipal y Ertzaintza, que también acudieron a otra reunión con el Consistorio y Servicios Sociales. "En numerosas ocasiones" se fijó la Policía Municipal "como medida de control" y, fruto de una conversación "con el viceconsejero de Seguridad", la Ertzaintza intensificó su presencia en Aranguren. Asimismo, se envió solicitud de informe a Salud Pública sobre la salubridad del edificio.

Tras el incidente del sábado, el Ayuntamiento emitió un comunicado en el que lo calificaba de "intolerable". "Las personas que no respetan ni la más mínima norma de convivencia sobran de nuestro pueblo", añadían, apelando al mismo tiempo a la "serenidad". "Seguiremos haciendo todas las gestiones necesarias para erradicar cuanto antes esta situación, con firmeza y desde la ley", finalizaron.