El Museo de las Encartaciones no paró en el confinamiento. Además de divulgar publicaciones por las redes para aliviar el encierro con cultura, se volcaron en perfilar su realidad con la pandemia. Eso abarca los talleres dirigidos a colegios, que se reinventan acorde a la alerta sanitaria. Otros años "alrededor de 8.000 alumnos" pisaban las instalaciones en Abellaneda, según calcula la responsable de su departamento de Educación, Ainara Arranz.

¿Cómo encaran el otoño?

-Por un lado, hemos adecuado el museo a ampliando los espacios, de manera que las actividades prácticas se lleven a cabo como máximo en grupos de dos, siempre con distancia entre ellos y hemos suprimido aquellas en las que se compartía material. Todo se desinfecta antes y después de utilizar.

¿Qué tipo de talleres se van a impartir?

-De Prehistoria, Edad Media y una visita al aire libre por los orígenes de Abellaneda hasta marzo, y luego iremos viendo cómo evoluciona el coronavirus. Hay novedades. Por ejemplo, hemos sacado una sección basada en el arte prehistórico en la comarca, con imágenes en tres dimensiones de las cuevas y un programa específico que permitirá conocerlas desde el interior y descubrir las pinturas rupestres. Y, a través de la arqueología experimental, probaremos a elaborar varios pinceles para ver cuál se adaptaría mejor, por ejemplo, a la técnica punteada de las ciervas de la cueva de Arenaza en Galdames. También hemos generado otra sección sobre la mujer en la Edad Media a través de sus distintas identidades sustentada en documentos históricos.

¿De qué forma casa todo esto con las restricciones por la pandemia?

-Ofrecemos tres posibles formatos. En primer lugar, presencial en el museo. El segundo sería presencial en el aula. Es decir, las educadoras nos desplazaríamos para dar el taller que eligieran, con herramientas digitales, un kit individual de materiales para la parte práctica y sirviéndonos de los espacios al aire libre de los colegios. Y, por último, estaría el virtual, en el que nos conectaríamos desde el museo a través de plataformas digitales. En el momento de las prácticas enviaríamos al centro una maleta con material individual. Queremos poner nuestra experiencia y recursos al servicio de la comunidad educativa y que participen eligiendo la opción que mejor encaje. Invitamos a que se apunten, porque se trata de un sistema flexible en el sentido de que, si cuando vamos a ir al aula esa clase se ha tenido que confinar, cambiamos a la vía virtual.

¿Qué más espera a los amantes de la cultura encartada?

-Estamos preparando la ruta por las ferrerías del Barbadun, que consistirá en un itinerario más corto con el valor añadido de las explicaciones continuas sobre el patrimonio por el que discurra. Este sábado, dentro de las Jornadas Europeas del Patrimonio, programaremos dos sesiones, a las 17.30 y 19.00 horas, con la cuentacuentos Begoña Alabazan, quien ha adaptado varios textos de Antonio de Trueba al lenguaje actual y cercano para las familias. Las personas interesadas se pueden apuntar llamando al museo o por su página web, www.enkarterrimuseoa.eus. Habrá más propuestas relacionadas con la exposición sobre Trueba, como visitas guiadas similares a las de julio.

Así que defienden que se pueden visitar los museos con tranquilidad en esta etapa...

-El protocolo es muy estricto, nuestras salas están todas aireadas, hemos duplicado las frecuencias de limpieza... Invito a disfrutar de nuestro patrimonio de una forma más íntima, porque pocas cosas hay más seguras que la cultura.