- Como su ídolo Claudio Chiappucci, que nunca se rendía encima de la bicicleta, Alberto Vallés demuestra otra vez más su espíritu combativo en el desafío que ayer emprendió en Sodupe: pedalear durante 24 horas non-stop a beneficio de la fundación Uno entre cien mil, que lucha para encontrar cura a la leucemia infantil. Se diagnostican sobre 300 casos al año en el Estado y, desgraciadamente, en dos de cada diez el pronóstico no es favorable. Se trata de su tercer reto solidario, que si todo va bien, tendrá continuidad en septiembre.

La salida estaba fijada a las 11.00 con cambio de ubicación a última hora de la rotonda ubicada frente a la iglesia de San Vicente, la que da salida al corredor del Kadagua y Gordexola, para evitar aglomeraciones y cumplir así con las restricciones en tiempos de coronavirus. Cada vuelta del circuito que ha trazado "consta de 12,5 kilómetros" hasta el cruce de Artziniega. "Aunque parezca un trayecto relativamente fácil, la prueba que hice a 300 kilómetros dio un desnivel acumulado considerable", cuenta Alberto. A ello habrá que sumar el cansancio acumulado de la actividad continuada en la que "me detendré cuando tenga que hacer mis necesidades o cambiarme de maillot". En esta jornada se alimentará "a base de líquidos". Con tres minutos de retraso sobre el horario previsto por la organización, echaba a andar entre los vítores del equipo de personas que le acompañan. Le han recomendado dosificar sus fuerzas, "porque el día va a ser largo".

Todo vale la pena por la vocación solidaria del proyecto que Alberto, residente en Muskiz "y con muchos amigos en Enkarterri", ha querido llevar a cabo en Sodupe "en agradecimiento por hacerme sentir uno más". A familia, amistades, seguidores en redes sociales y personas que deseen colaborar a título particular les invita a participar en la porra depositada en la tienda Bilbo Bike para adivinar los kilómetros exactos que recorrerá hasta que cruce la meta hoy en torno a las 11.00, cuya recaudación se destinará también al proyecto. Además, se pueden realizar donativos por medio de la página web de la Fundación Uno entre cien mil con el objetivo de reunir suficientes fondos para, junto con otros retos de corte similar planteados -todos con la actividad física como eje central-, habilitar un espacio en el hospital madrileño de La Paz y estudiar el impacto del deporte en la curación del cáncer infantil.

Alberto Vallés se ha puesto el listón muy alto. En julio completó el Everesting Challenge. Es decir, el desnivel de 8.848 metros del techo del mundo acumulado en más de 19 horas por un tramo de carretera en cuesta situado en Muskiz que emulara un puerto de montaña. "Me homologaron el reto", que han finalizado con éxito 10.841 deportistas, y recaudó 500 euros para la Fundación Uno entre cien mil. Aunque su récord personal se va a las 26 horas y media "desde Muskiz hasta Santiago de Compostela".

La bicicleta resulta "terapéutica" para Alberto, que siempre se ha mirado en Claudio Chiappucci. Luce una réplica de su casco con la imagen de un diablo, como el apodo del ciclista italiano "y yo mismo llevo el sobrenombre de Il Diavolo en mi perfil de Facebook". Un maillot del equipo Carrera dedicado como el que rodaba en el pelotón cerca de Miguel Indurain ha ido con Alberto en numerosas marchas ciclistas a lo largo de 25 años y así se lo hizo saber a su inspiración. "Contacté con él y se le enseñé con el casco"; desde entonces han mantenido cierta relación. "Es muy amable", asegura.